Vitorino (mártir) para niños
San Vitorino fue, según la tradición, un ciudadano romano que vivió hace mucho tiempo. Era hermano de San Claudio, quien se encargaba de los prisioneros, y tío de San Sinforiano. Todos ellos se hicieron cristianos gracias a las enseñanzas y los milagros de San Sebastián, quien falleció alrededor del año 288.
En Roma, un oficial llamado Fabiano, que era el prefecto de la ciudad, arrestó a San Vitorino. Lo condenó a morir siendo lanzado al mar con grandes pesos atados a su cuerpo. Después de su muerte, los cristianos lograron recuperar su cuerpo y lo enterraron en las catacumbas de San Sebastián.
A lo largo de la historia, el nombre de este santo ha cambiado un poco, de San Vitorino a San Victorino y viceversa. Esto probablemente se debió a cómo la Iglesia Católica usaba los nombres en diferentes épocas.
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¿Quién fue San Vitorino?
San Vitorino es conocido por su fe y por haber vivido en la antigua Roma. Su historia está ligada a la de otros santos importantes de su tiempo, como San Sebastián, quien inspiró a muchas personas a seguir el cristianismo.
La vida de San Vitorino en Roma
San Vitorino era un ciudadano de Roma. Su familia también tuvo un papel importante, ya que su hermano, San Claudio, trabajaba con los prisioneros, y su sobrino era San Sinforiano. La fe cristiana llegó a sus vidas gracias a las palabras y los actos sorprendentes de San Sebastián. En aquella época, ser cristiano podía ser peligroso.
Un día, el prefecto de Roma, llamado Fabiano, ordenó el arresto de San Vitorino. Fue condenado a una muerte muy dura: ser arrojado al mar con pesas para que no pudiera salir a la superficie. Sin embargo, después de su fallecimiento, otros cristianos valientes recuperaron su cuerpo. Lo sepultaron en un lugar especial llamado las catacumbas de San Sebastián, que eran galerías subterráneas usadas como cementerios.
El viaje de las reliquias a España
Muchos años después, en 1606, las reliquias de San Vitorino (que son objetos o restos relacionados con un santo) fueron llevadas a España. Un sacerdote jesuita llamado Hernando de la Bastida fue quien las trajo, con el permiso del Papa Paulo V.
Dos años más tarde, en 1608, otro sacerdote jesuita, Ricardo Haller, que era el confesor de la reina, entregó estas reliquias en secreto a un colegio jesuita en la localidad de Arévalo.
San Vitorino en Arévalo
En 1609, el director del colegio de Arévalo, Justo de Guervara, pidió al ayuntamiento (el gobierno local) que embellecieran el lugar donde estaban las reliquias y que se hicieran celebraciones y procesiones en honor a San Vitorino. Así, el 7 de julio se estableció como el día para festejar a este santo.
En los documentos más antiguos que hablan de San Vitorino como santo patrón de Arévalo, su nombre aparece como "Santo Bitorino". Pero con el tiempo, especialmente a partir de finales del siglo XIX, el nombre cambió a "Victorino", añadiendo una "c" y usando la letra "V".
Véase también
- Vitorino