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Pedro Centeno para niños

Enciclopedia para niños

Pedro Centeno (nacido alrededor de 1730 y fallecido el 2 de enero de 1803 en Salamanca) fue un religioso de la Orden de San Agustín. También fue un pensador, historiador y escritor español conocido por su estilo satírico. Apoyó las ideas de la Ilustración, un movimiento que promovía la razón y el conocimiento. Debido a sus ideas, fue investigado por un tribunal religioso de la época y pasó sus últimos años en un convento. Dirigió una publicación llamada El Apologista Universal.

¿Quién fue Pedro Centeno?

Sus primeros años y estudios

Pedro Centeno nació probablemente en 1730. Algunos creen que pudo haber nacido en Arenillas de Riopisuerga, en la provincia de Burgos. Otros piensan que era de Extremadura, y una investigación más reciente sugiere que nació en Acebo, Cáceres.

En 1787, mientras publicaba El Apologista Universal, trabajaba como profesor de Artes en el Colegio de doña María de Aragón en Madrid. Para 1789, ya era un estudioso avanzado en Teología en el convento de San Felipe el Real. En 1791, fue aceptado como miembro de la Real Academia de la Historia.

Gracias a sus amplios conocimientos de historia, tanto de la sociedad como de la Iglesia, colaboró en las Adiciones al año cristiano de Jean Croisset. Sin embargo, solo pudo trabajar en el primer tomo de esta obra, que se publicó en 1794.

El Apologista Universal: Su obra más conocida

Centeno se hizo famoso por ser el editor y principal redactor de El Apologista Universal. Esta era una publicación que usaba el humor y la crítica. Su subtítulo decía que mostraría "la instrucción, exactitud y bellezas de las obras de los Autores...". También prometía mostrar "el interés y utilidad de algunas costumbres y establecimientos de moda".

Se publicaron dieciséis números de esta obra entre julio de 1786 y enero de 1788. La publicación se detuvo en febrero de 1788, cuando el número diecisiete fue prohibido por las autoridades.

¿De qué trataba El Apologista Universal?

El objetivo de la revista era "ridiculizar algunas obras muy malas, costumbres y expresiones extravagantes, particularmente en materia de literatura". Un escritor de la época, Juan Sempere y Guarinos, dijo que Centeno tenía un estilo muy original. Mencionó que su humor era "muy fino y sostenido", su crítica "delicada" y su estilo "gracioso y lleno de agudeza". Creía que esta obra era muy útil para mejorar el mal gusto y corregir los errores de otros escritores.

Sin embargo, no todos estaban de acuerdo. Marcelino Menéndez Pelayo, otro escritor, pensaba que la publicación tenía algunos chistes buenos, pero otros eran "pesados". También notó que Centeno usaba mucho la misma técnica: defender algo irónicamente para en realidad atacarlo.

Los temas principales de su crítica eran la pedantería (mostrar mucho conocimiento de forma exagerada) y la falsa erudición (conocimiento que no es real). También criticaba la superstición en la religión y, sobre todo, las defensas de España que no eran objetivas. Por eso, apoyó a la revista El Censor en sus críticas a Juan Pablo Forner y su obra Oración apologética por la España y su mérito literario. Forner era el personaje principal del número que fue prohibido y que puso fin a la publicación.

Problemas con las autoridades religiosas

Los problemas de Centeno con el tribunal religioso no fueron por sus escritos satíricos. La causa fue un sermón que pronunció el 20 de septiembre de 1789. Este sermón se titulaba Oración que en la solemne Acción de gracias que tributaron a Dios en la Iglesia de San Felipe el Real de esta Corte las pobres niñas del barrio de la Comadre...

En este sermón, Centeno defendía las organizaciones de caridad que enseñaban a niñas pobres. Los censores (personas que revisaban los textos) encontraron que Centeno se burlaba de quienes se oponían a estas organizaciones. También criticaba la forma en que se enseñaba la religión en esas escuelas. Él pensaba que la enseñanza no era clara y causaba ideas equivocadas. Esto era una crítica a los libros de enseñanza religiosa de Ripalda y Astete. Centeno ya había expresado estas ideas en una carta privada a un amigo, Ramón Carlos Rodríguez, que también llegó a manos de los investigadores.

Las acusaciones y su defensa

Según Juan Antonio Llorente, quien conocía el caso de cerca, las acusaciones contra Centeno vinieron de muchas personas diferentes. Sin embargo, los investigadores fueron comprensivos con él. No lo encerraron en celdas secretas debido a su buena reputación y la protección de una persona importante, Floridablanca. También temían que algunos de los acusadores fueran personas resentidas que lo calumniaban.

Las dos acusaciones principales fueron:

  • Que Centeno no valoraba las prácticas religiosas como los rosarios, procesiones y novenas. Él creía que la ayuda a los demás (beneficencia) era más importante.
  • Que negaba la existencia de un concepto religioso llamado "limbo". Por esta razón, cuando fue nombrado revisor de un libro de enseñanza religiosa para escuelas, eliminó cualquier mención a este concepto.

Cuando le preguntaron si creía o no en el limbo, Centeno respondió que no estaba obligado a contestar, ya que no era un tema central de la fe. Pero añadió que, como no tenía motivos para ocultar su opinión, confesaba que no creía en el limbo. Pidió permiso para escribir su opinión sobre el tema. Una vez autorizado, escribió un "tratado teológico" muy extenso y lleno de conocimiento.

A pesar de su defensa, fue considerado sospechoso de tener ideas diferentes a las oficiales. Fue obligado a retractarse públicamente de sus ideas y fue sentenciado a varias penitencias. También fue recluido en un convento de su orden. Según Llorente, esto le causó una gran tristeza y afectó su capacidad de razonar.

Últimos años y fallecimiento

Después de su condena, Pedro Centeno estuvo en varios conventos agustinos: Arenas de San Pedro, Toro y finalmente Salamanca. Falleció en Salamanca a principios de enero de 1803.

Tanto el sermón que pronunció para las niñas de las escuelas gratuitas, como la carta a Ramón Carlos Rodríguez y su escrito de defensa, fueron prohibidos por un edicto de los investigadores el 12 de noviembre de 1796. Estas obras fueron incluidas en el Índice de libros prohibidos, una lista de libros que la gente no podía leer.

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Pedro Centeno para Niños. Enciclopedia Kiddle.