Jean-Baptiste Henri Lacordaire para niños
Jean-Baptiste Henri Lacordaire O.P. (nacido el 12 de mayo de 1802 en Recey-sur-Ource y fallecido el 21 de noviembre de 1861 en Sorèze) fue un importante líder religioso, orador, periodista y pensador en Francia. Se le conoce por haber ayudado a restablecer la Orden Dominicana en Francia después de la Revolución Francesa. Lacordaire fue considerado uno de los mejores oradores de su tiempo.
Datos para niños Henri-Dominique Lacordaire |
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![]() Henri-Dominique Lacordaire en el convento de Sainte-Sabine en Roma, por Théodore Chassériau (1840), Museo de Louvre.
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Jean-Baptiste Henri Lacordaire | |
Nacionalidad | Francesa | |
Información profesional | ||
Ocupación | Eclesiástico, predicador, periodista, teólogo y activista político |
Contenido
¿Quién fue Henri Lacordaire?
Henri Lacordaire nació en Recey-sur-Ource, Francia, el 12 de mayo de 1802. Fue criado en Dijon por su madre, Anne Dugied, después de que su padre, un médico de la marina, falleciera en 1806. Tenía tres hermanos, y uno de ellos, Jean Théodore Lacordaire, se hizo famoso como entomólogo (un científico que estudia insectos).
Sus primeros pasos en la educación
Aunque fue criado en la fe católica, su interés en la religión disminuyó mientras estudiaba en el liceo de Dijon. Más tarde, decidió estudiar derecho. Demostró ser un excelente orador en la Sociedad de Estudios de Dijon, un grupo de jóvenes interesados en la política y la literatura. Allí conoció ideas que defendían la autoridad del Papa sobre los gobiernos nacionales. Poco a poco, estas ideas lo alejaron de las ideas de la Ilustración, aunque mantuvo su aprecio por la libertad y los ideales de la Revolución de 1789.
En 1822, Lacordaire se mudó a París para terminar sus estudios de derecho. Aunque era joven, se le permitió defender casos y tuvo éxito en varios juicios. Sin embargo, se sentía solo y aburrido en París. En 1824, decidió volver a la fe católica y pronto quiso convertirse en sacerdote.
Su camino hacia el sacerdocio
Con el apoyo del Arzobispo de París, Monseñor de Quélen, Lacordaire comenzó a estudiar en el Seminario de Saint-Sulpice en 1824. Su madre y amigos no estaban de acuerdo con su decisión. En 1826, continuó sus estudios en París, aunque no los encontró muy inspiradores. Fue ordenado sacerdote el 22 de septiembre de 1827. Al principio, trabajó como capellán en un convento y luego en el Lycée Henri-IV. Esta experiencia le hizo ver que muchos jóvenes franceses estaban perdiendo su fe en las escuelas públicas.
Lacordaire y el catolicismo liberal
Desanimado por la situación, Lacordaire consideró irse como misionero a Estados Unidos. Sin embargo, los eventos de la Revolución de 1830 lo mantuvieron en Francia. En mayo de 1830, conoció al Padre Hugues Felicité Robert de Lamennais, quien lo convenció de una forma de catolicismo que apoyaba la autoridad del Papa y las ideas liberales.
El periódico L'Avenir
Junto con Lamennais, Olympe-Philippe Gerbet y su amigo Charles de Montalembert, Lacordaire apoyó la Revolución de julio. El 16 de octubre de 1830, lanzaron un periódico llamado L'Ami de l'Ordre, que luego se convirtió en L'Avenir. Su lema era "¡Dios y la Libertad!". En un momento en que la sociedad era muy anticlerical, el periódico buscaba unir las ideas católicas con las democráticas.
El 7 de diciembre de 1830, los editores de L'Avenir pidieron:
- Libertad de conciencia y religión para todos.
- Separación total entre la Iglesia y el Estado, lo que significaba que el gobierno no pagaría a los sacerdotes.
- Independencia total del clero en asuntos espirituales.
También pedían libertad de prensa, libertad de asociación y el derecho a votar para más personas.
La libertad de educación
Lacordaire creía que el control del gobierno sobre la educación afectaba la enseñanza religiosa. Por eso, defendía la libertad de educación. El 9 de mayo de 1831, Lacordaire y Montalembert abrieron una escuela gratuita, pero la policía la cerró dos días después. Aunque Lacordaire se defendió en el juicio, la escuela no pudo reabrir.
Lacordaire insistía en que los sacerdotes franceses no aceptaran dinero del gobierno, para que la Iglesia fuera verdaderamente libre. Estas ideas, junto con sus críticas a los obispos nombrados por el gobierno, causaron un gran revuelo. Los obispos franceses llevaron a los editores de L'Avenir a juicio, pero Lacordaire y Lamennais fueron absueltos.
El viaje a Roma y la condena papal
En diciembre de 1830, los editores de L'Avenir fundaron la Sociedad General para la defensa de la libertad religiosa. El periódico fue suspendido el 15 de noviembre de 1831. Lacordaire, Lamennais y Montalembert, conocidos como los "Peregrinos de la Libertad", viajaron a Roma para hablar con el Papa Gregorio XVI. Al principio estaban esperanzados, pero pronto se desilusionaron.
El 15 de agosto de 1832, el Papa condenó sus ideas en una carta llamada Mirari Vos, sin nombrarlos directamente. Condenó especialmente la libertad de conciencia y de prensa. Antes de esta condena, Lacordaire ya se había distanciado de sus compañeros y regresó a París. El 11 de septiembre, publicó una carta aceptando la decisión del Papa. También convenció a Montalembert de que hiciera lo mismo.
En 1834, Lacordaire se distanció aún más de Lamennais, quien renunció a su sacerdocio y publicó un libro criticando el orden social. Lacordaire, por su parte, reafirmó su lealtad a la Iglesia de Roma y criticó a Lamennais por su orgullo.
Un predicador famoso
En enero de 1833, Lacordaire conoció a Madame Swetchine, una mujer rusa convertida al catolicismo que tenía un famoso salón en París. Ella se convirtió en una importante influencia para él.
En enero de 1834, animado por Frédéric Ozanam (fundador de una organización de caridad), el Padre Lacordaire comenzó una serie de conferencias en el Collège Stanislas. Tuvieron mucho éxito. Su énfasis en la libertad hizo que algunos lo criticaran, pero Lacordaire era conocido como el mejor orador de su siglo. Sus charlas no eran solo para arrepentirse, sino para explicar cómo se podía ser un buen ciudadano francés y católico al mismo tiempo.
Monseñor de Quélen, el arzobispo de París, le pidió a Lacordaire que diera una serie de charlas durante la Cuaresma de 1835 en la Catedral de Notre-Dame de París. Estas charlas estaban dirigidas especialmente a los jóvenes. La primera conferencia de Lacordaire, el 8 de marzo de 1835, fue muy aclamada, con 6.000 personas asistiendo. Debido a su éxito, se le pidió que predicara de nuevo al año siguiente. Se dice que estas conferencias fueron uno de los eventos más importantes en la historia de la Iglesia en el siglo XIX.
Entre los asistentes a sus sermones de Cuaresma en 1836 estaba Marie-Eugénie de Jésus de Milleret, quien más tarde fundaría las Religiosas de la Asunción. Ella le escribió años después que sus palabras le dieron una fe inquebrantable.
A pesar de su éxito, Lacordaire seguía siendo criticado por sus ideas. En 1836, su madre falleció. Lacordaire decidió retirarse a Roma para estudiar teología con los jesuitas. Allí publicó su "Carta sobre la Santa Sede", donde reafirmó su apoyo a la autoridad del Papa, lo que generó conflicto con el arzobispo de París, quien tenía ideas diferentes.
El regreso de la Orden Dominicana en Francia
En 1837, Lacordaire decidió unirse a la Orden Dominicana y restablecerla en Francia. El Papa Gregorio XVI y el líder de los dominicos apoyaron su plan. En septiembre de 1838, Lacordaire regresó a Francia para buscar personas interesadas y apoyo económico. Publicó un anuncio explicando que las órdenes religiosas eran compatibles con los principios de la Revolución, especialmente por la forma democrática de los dominicos.
El 9 de abril de 1839, Lacordaire se unió formalmente a los dominicos en Roma y tomó el nombre de Domingo. Hizo sus votos el 12 de abril de 1840. En 1841, regresó a Francia vistiendo el hábito dominicano, que en ese momento era ilegal. El 14 de febrero de 1841, predicó en Notre-Dame de París. Luego fundó varios conventos, el primero en Nancy en 1843. En 1849, estableció una casa de estudios en París. También influyó en dos canadienses, Jean-Charles Prince y Joseph-Sabin Raymond, quienes llevaron la Orden Dominicana a Canadá.
En 1850, la Provincia Dominicana de Francia fue oficialmente restablecida bajo su dirección, y fue elegido superior provincial. Sin embargo, el Papa Pío IX nombró a Alexendre Jandel, quien tenía ideas diferentes a las de Lacordaire, como vicario general de la orden. Jandel tenía una interpretación más estricta de las reglas dominicanas. Esto llevó a desacuerdos, y en 1855 el Papa apoyó a Jandel. Lacordaire fue reelegido jefe de la provincia francesa en 1858.
Sus últimos años y legado
Los últimos años de Lacordaire estuvieron marcados por debates políticos y problemas dentro de la Orden Dominicana. Apoyó la Revolución de 1848 y lanzó un periódico, L'Ère Nouvelle (La Nueva Era), para defender los derechos de los católicos. Fue elegido miembro de la Asamblea Nacional por la región de Marsella. Aunque apoyaba la República, renunció el 17 de mayo de 1848, después de disturbios, porque no quería tomar partido en lo que temía que fuera una guerra civil.
Las Leyes de Falloux, que buscaban dar más libertad a la educación católica, lo decepcionaron. Se opuso a la elección de Louis-Napoléon Bonaparte (Napoleón III) y condenó su golpe de Estado en 1851. Se retiró de la vida pública, explicando que muchos católicos habían apoyado el poder absoluto, lo que para él era un misterio y una gran tristeza.
En su retiro, se dedicó a la educación de los jóvenes. En julio de 1852, aceptó dirigir una escuela en Oullins, cerca de Lyon, y luego otra en Sorèze en 1854. El 2 de febrero de 1860, fue elegido miembro de la Academia Francesa, ocupando el lugar de Alexis de Tocqueville. Su elección fue vista como una forma de protesta contra Napoleón III.
Lacordaire pronunció una famosa frase: "Deseo morir como un religioso penitente y un liberal impenitente". Murió a los 59 años el 21 de noviembre de 1861 en Sorèze y fue enterrado allí.
¿Cómo se ve a Lacordaire hoy?
Las ideas de catolicismo liberal de Lacordaire y otros fueron vistas con desaprobación por la Iglesia en su momento. El Papa Gregorio XVI condenó la libertad de prensa y la libertad de conciencia en su carta Mirari Vos (1832). Más tarde, la carta Singulari Nos (1834) pidió a Lamennais y sus seguidores que abandonaran sus ideas más radicales.
Sin embargo, la visión de la Iglesia sobre el catolicismo liberal cambió con el tiempo, especialmente durante el Segundo Concilio Vaticano. Cuando el Papa Pablo VI publicó la carta Dignitatis Humanae, la Iglesia reconoció que las personas tienen derecho a la libertad de conciencia y de religión, entendida como el derecho a no ser forzadas, sin cambiar la doctrina tradicional. Hoy en día, los estudios católicos ven con más favor el movimiento de L'Avenir y las ideas del catolicismo liberal.
Los estudios recientes sobre la historia de la Iglesia en el siglo XIX se centran más en el desarrollo del catolicismo liberal y los cambios que llevaron al Concilio Vaticano II. En el Concilio, se confirmó la separación entre Iglesia y Estado y la libertad de conciencia. Lacordaire y los antiguos miembros de L'Avenir son ahora reconocidos como parte de una corriente de pensamiento más amplia que ha recibido más atención en los estudios recientes.
Obras importantes
Su publicación más influyente fue una colección de sus Conférences de Nôtre Dame de Paris.
- Eloges funèbres (discursos fúnebres sobre Antoine Drouot, Daniel O'Connell y Mgr Forbin-Janson)
- Lettre sur le Saint-Siège (Carta sobre la Santa Sede)
- Considérations sur le système philosophique de M. de Lamennais (Consideraciones sobre el sistema filosófico del Sr. de Lamennais)
- De la liberté d'Italie et de l'Eglise (Sobre la libertad de Italia y de la Iglesia)
- Conferences (Conferencias)
- Dieu et l'homme en Conférences de Notre Dame de Paris (Dios y el hombre en Conferencias de Notre Dame de París)
- Jésus-Christ (Jesucristo)
- Dieu (Dios)
- Cartas, editadas por Henri Perreyve.