Acogimiento familiar para niños
El acogimiento familiar es una forma de proteger a niños, niñas y adolescentes que necesitan un hogar temporal o permanente. Esto ocurre cuando, por diversas razones, los niños pasan a estar bajo el cuidado de una autoridad pública. El objetivo es que vivan en un ambiente familiar adecuado hasta que cumplan la mayoría de edad, puedan regresar con sus familias biológicas o se complete un proceso de adopción.
A diferencia de la adopción plena, el acogimiento familiar permite que el niño mantenga un vínculo legal y emocional con su familia de origen. Esto significa que las familias de acogida no se convierten en los padres legales completos del menor. En algunos casos, el niño puede seguir teniendo contacto con sus padres, abuelos o tíos biológicos.
En España, una ley de 1987 define el acogimiento como una medida de protección. Una persona o varias se comprometen a cuidar al menor, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y ayudarle a desarrollarse plenamente. El niño se integra por completo en la vida de la familia de acogida. Desde 2015, el acogimiento familiar en España es un proceso administrativo. Se formaliza con el acuerdo de los padres biológicos (si tienen la patria potestad), la autoridad pública, la familia de acogida y, si el menor tiene 12 años o más, también con su consentimiento.
Contenido
¿Qué son las familias de acogida?
Las familias que desean acoger a un niño reciben una preparación especial. Se les informa sobre cuánto tiempo podría durar la estancia del niño y la posibilidad de que el menor mantenga contacto con su familia biológica. También aprenden a respetar la historia personal del niño.
Estas familias se comprometen a cuidar al niño, proporcionarle alimento, educación y apoyo personal. Lo hacen hasta que el menor cumpla los 18 años o pueda volver con un pariente biológico. La autoridad pública suele mantener contacto con estas familias para asegurarse de que cumplen su labor y les ofrece orientación.
El apoyo de las autoridades es muy importante para el bienestar del niño acogido y de la familia de acogida. Sin embargo, a veces no es suficiente. Por eso, las asociaciones de familias de acogida son muy valiosas. En muchas regiones, estas asociaciones ayudan a difundir información, ofrecen apoyo y formación a las familias.
Un estudio de 2017, que analizó 102 investigaciones en varios países, concluyó que los niños cuidados por parientes suelen tener mejor bienestar emocional y de comportamiento que los niños en hogares temporales sin parentesco.
Tipos de acogimiento familiar
Existen diferentes tipos de acogimiento familiar, según la necesidad del niño:
- Acogimiento familiar de urgencia: Es para situaciones muy rápidas y de corta duración.
- Acogimiento familiar temporal: Dura un tiempo determinado, mientras se busca una solución permanente.
- Acogimiento familiar permanente: Es para niños que no pueden regresar con su familia biológica a largo plazo.
- Acogimiento especializado o profesionalizado: Requiere una preparación especial de la familia, a menudo para niños con necesidades particulares.
¿Cómo se decide dónde vivirá un niño?
En general, se prefiere que los niños vivan en un hogar de acogida familiar antes que en otras formas de cuidado fuera de casa. El acogimiento familiar busca ser una solución a corto plazo hasta que se encuentre un lugar permanente para el niño. En la mayoría de los lugares, el objetivo principal es que los niños puedan volver con sus padres biológicos.
Si los padres no pueden o no quieren cuidar al niño, o si el niño es huérfano, la primera opción es que un pariente, como una tía, un tío o un abuelo, lo acoja. Esto se conoce como cuidado por familiares. Muchos de estos acogimientos se hacen de manera informal, sin la intervención de un tribunal. Sin embargo, en Estados Unidos, el acogimiento formal por familiares es cada vez más común. En 2012, una cuarta parte de los niños en acogida formal fueron cuidados por familiares.
Si ningún pariente puede o quiere acoger al niño, la siguiente opción es que sea adoptado por la familia de acogida actual o por otra persona importante en la vida del niño, como un profesor o entrenador. Esto ayuda a mantener la estabilidad en la vida del niño. Si ninguna de estas opciones es posible, el niño puede ser adoptado por alguien que no lo conocía antes.
Si ninguna de las opciones anteriores funciona, el plan para el menor puede ser un "Otro Arreglo de Vida Permanente Planificado" (OPPLA, por sus siglas en inglés). Esta opción permite que el menor siga bajo el cuidado del Estado. El niño puede permanecer en un hogar de acogida, con un pariente o en un centro de cuidado a largo plazo, como una comunidad de atención residencial para niños o, si tiene necesidades especiales, un centro de tratamiento.
En Estados Unidos, 671.000 niños estuvieron en el sistema de acogida en 2015. Después de disminuir entre 2006 y 2012, el número de niños en acogida ha aumentado constantemente desde 2012.
En 2015, el tiempo promedio que un niño pasó en acogida en Estados Unidos fue de 13.5 meses. El 74% de los niños estuvo menos de dos años en acogida, mientras que el 13% estuvo tres años o más. De los niños en acogida en septiembre de 2015, el 43% eran blancos, el 24% afroamericanos, el 21% hispanos, el 10% de otras razas o multirraciales, y el 2% no se pudo determinar.
Los niños pueden entrar en acogida de forma voluntaria o involuntaria. El acogimiento voluntario ocurre cuando los padres biológicos no pueden cuidar al niño. El acogimiento involuntario sucede cuando el niño es separado de sus padres debido a un riesgo o daño físico o emocional, o si el niño es huérfano. En EE. UU., la mayoría de los niños entran en el sistema de acogida por negligencia. Si un padre biológico o tutor legal no puede o no quiere cuidar a un niño, este se considera dependiente y pasa al cuidado de una agencia de protección infantil. Las reglas para el acogimiento familiar y los requisitos para ser padre de acogida varían según el lugar.
A veces, errores graves en los servicios de protección infantil llevan a que se retire a más niños de sus hogares. Un ejemplo fue el caso de un bebé británico que falleció en Londres en 2007, después de sufrir muchas lesiones. Los servicios infantiles y de salud lo atendieron varias veces, pero no pudieron evitar el desenlace. Este caso, y otros como el de Victoria Climbié años antes, han llevado a un aumento en el número de niños bajo el cuidado del Estado en Inglaterra.
Desafíos en el acogimiento
Los niños en acogida pueden enfrentar situaciones difíciles, como el maltrato infantil o la falta de atención emocional y física. Un estudio en el Reino Unido encontró que los niños en acogida tenían más probabilidades de ser evaluados por un pediatra por maltrato que otros niños. Otro estudio en Oregón y Washington descubrió que casi un tercio de los niños en acogida reportaron haber sufrido algún tipo de daño por parte de un adulto en el hogar de acogida.
Apoyo y desarrollo
Los niños que han estado en el sistema de protección infantil a menudo han vivido experiencias difíciles. El cerebro humano tiene una gran capacidad para adaptarse y recuperarse, lo que se conoce como neuroplasticidad. Esto significa que, con el apoyo adecuado, los niños pueden superar muchas de estas dificultades.
Sistemas de acogida en el mundo
Expertos como George Shanti, Nico Van Oudenhoven y Ekha Wazir, en su libro Foster Care Beyond the Crossroads: Lessons from an International Comparative Analysis, describen cuatro tipos de sistemas de acogida en el mundo:
- Países en desarrollo: Suelen carecer de políticas para atender las necesidades básicas de estos niños, que a menudo son cuidados por familiares.
- Antiguos gobiernos socialistas: Su sistema de acogida no ha evolucionado mucho y aún se basa en la institucionalización de los niños, aunque organizaciones no gubernamentales los animan a cambiar.
- Democracias liberales: Aunque tienen recursos, no siempre cuentan con el apoyo político necesario para cuidar a estos niños.
- Democracias sociales: Son los más avanzados, con una gran infraestructura, financiación y sistemas de apoyo para los niños en acogida.
¿Qué pasa después del acogimiento?
Los jóvenes que dejan el sistema de acogida a menudo enfrentan retos al crecer, especialmente para encontrar una vivienda estable, empleo, manejar sus finanzas y continuar sus estudios. Se cree que esto se debe a la falta de estabilidad que vivieron en el sistema y a las experiencias difíciles en su infancia, lo que puede afectar su capacidad para manejar grandes cambios en la vida. En Estados Unidos, existen programas para ayudar a estos jóvenes en su transición a la vida adulta. Sin embargo, los jóvenes han dicho que estos programas no siempre cubren todas sus necesidades si no tienen apoyo familiar.
Un estudio de 2017, realizado por Gypen y otros, encontró que los jóvenes que salieron del sistema de acogida tienen resultados menos favorables en educación, bienestar emocional, empleo, ingresos y vivienda estable, en comparación con otros jóvenes. Por ejemplo, solo el 45% de los jóvenes que estuvieron en acogida terminaron la escuela secundaria, un porcentaje mucho menor que el de la población general. Los niños que son adoptados por su familia de acogida muestran mejores resultados en cuanto a vivienda, empleo, finanzas y educación que aquellos que salen del sistema sin un hogar permanente.
También se ha señalado que los jóvenes que han estado en acogida pueden ser más vulnerables a situaciones de explotación.
Véase también
En inglés: Foster care Facts for Kids
- Abandono infantil en España