Hipólito Rovira para niños
Hipólito Rovira (Valencia, 1693-1765) fue un talentoso artista español que se destacó como pintor y grabador. Su obra dejó una huella importante en el arte de su época, especialmente en Valencia.
Contenido
¿Quién fue Hipólito Rovira?
Hipólito Rovira nació en Valencia en 1693. Fue hijo del escultor Vicente Rovira y de María Meri. Desde muy joven, mostró un gran interés por el dibujo y el grabado, habilidades que desarrolló con la ayuda de artistas como Evaristo Muñoz Estarlich y el grabador Juan Bautista Ravanals.
Primeros trabajos y reconocimientos
Su talento se hizo evidente muy pronto. Con solo 14 años, en 1707, realizó el grabado para la portada de un libro llamado Las tres púrpuras de Alzira. Bernardo, María y Gracia.
A los 21 años, en 1715, recibió un encargo muy importante: hacer el grabado de la portada del primer volumen del Museo pictórico y escala óptica de Antonio Palomino, un artista muy reconocido. Se cuenta que Hipólito Rovira, con mucha humildad, encontró un pequeño error en el dibujo original de Palomino y lo corrigió. Aunque Palomino aceptó la corrección, para los siguientes volúmenes prefirió trabajar con su sobrino.
Rovira también hizo otros grabados importantes, como el retrato de fray Domingo Anadón en 1716 y la cabecera de las Patentes de sanidad de Valencia. Además, realizó dos estampas para celebrar la canonización de Juan Francisco Régis. También fue un hábil retratista, creando imágenes del Marqués de Dos Aguas (quien fue su protector), del arzobispo Company, del duque de Alcudia y de Hugo de Moncada.
Viaje a Italia y aprendizaje
Alrededor de 1720, como muchos artistas de su tiempo, Hipólito Rovira viajó a Italia para seguir formándose. Allí conoció a importantes pintores como Corrado Giaquinto y Sebastiano Conca. En Roma, contó con el apoyo del padre Vicente Ripoll, un líder de la orden dominica. Durante su estancia, se dedicó a copiar los famosos frescos de Annibale Carracci en el Palacio Farnese, lo que le permitió perfeccionar su técnica.
Regreso a Valencia y obras destacadas
Después de un tiempo, Hipólito Rovira regresó a Valencia. A pesar de algunos problemas de salud, continuó creando arte. Pintó la cúpula de la capilla de San Luis Bertrán en el convento de Santo Domingo.
En 1736, trabajó en la catedral de Valencia, donde limpió los altares y pintó dos cuadros importantes: La conversación de San Pablo y Santiago Matamoros. Para el monasterio de Zaidia, creó un Nacimiento del Niño Dios y una Virgen del Rosario. También se sabe que tuvo otras pinturas en casas particulares, como un Sacrificio de Isaac.
Colaboración con el Marqués de Dos Aguas
El Marqués de Dos Aguas, Ginés Rabassa de Perellós, fue un gran protector de Hipólito Rovira. El artista vivió en el palacio del marqués y fue el encargado de diseñar la nueva y espectacular portada de este edificio, que fue construida por Ignacio Vergara y Luis Domingo a partir de 1740. Rovira también diseñó una carroza especial para el marqués, conocida como la Carroza de las Ninfas, que también fue esculpida por Vergara y aún se conserva en el palacio.
Últimos años
La salud de Hipólito Rovira se fue deteriorando con el tiempo. Fue trasladado a la Misericordia y luego al Hospital General de Valencia, donde falleció el 7 de mayo de 1765.
Habilidades en el dibujo
Además de su talento como pintor y grabador, Rovira fue un dibujante excepcional. Se conservan muchos de sus dibujos en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Entre ellos hay estudios de figuras humanas, temas religiosos como La Inmaculada, San Antonio Abad o La muerte de la Virgen, y también dibujos curiosos de esqueletos. El Museo del Prado también guarda un dibujo suyo llamado La Muerte.