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Escultura colonial en Guatemala para niños

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La escultura colonial en Guatemala se refiere a las obras de arte hechas en el territorio que hoy conocemos como Guatemala, cuando era parte del Reino de Guatemala bajo el Virreinato de Nueva España. Esto ocurrió desde principios del siglo XVI hasta principios del siglo XIX, un período de mucha historia y cambios.

En el siglo XVIII, la escultura guatemalteca alcanzó una calidad tan alta que se hizo muy famosa. Sus obras eran tan apreciadas que incluso se enviaban imágenes a ciudades del sur de México. Se formó una escuela de escultura en Guatemala que podía compararse con otros grandes centros artísticos de América, como los de Perú y Quito.

¿Cómo empezó la escultura colonial en Guatemala?

Cuando los españoles llegaron a América, comenzaron a construir nuevas ciudades. Con ellas, surgió la necesidad de tener imágenes religiosas para enseñar la fe. Al principio, estas imágenes venían de talleres en España o de otras partes de Europa. Sin embargo, muy pronto, artistas españoles que llegaron a Guatemala empezaron a crear sus propias obras aquí.

Con el tiempo, estos escultores organizaron su trabajo de manera similar a como se hacía en España, siguiendo un sistema de gremios. Los gremios eran como asociaciones de artesanos que regulaban cómo se trabajaba y quién podía hacer qué. Poco a poco, los artesanos indígenas también se unieron a estos talleres. Su participación fue muy importante porque aportaron influencias de sus propias culturas y tradiciones. Esto se puede ver en la decoración exuberante y detallada que cubría los retablos (estructuras decoradas detrás de los altares) de las iglesias durante el período barroco.

La escultura no solo se usaba en edificios religiosos para crear imágenes, decorar retablos o para tumbas. Aunque en menor medida, también adornaba las fachadas de edificios civiles. Además, se utilizaba para crear "arquitecturas efímeras", que eran estructuras temporales hechas para celebrar eventos especiales.

¿Qué hizo única a la escultura colonial guatemalteca?

Archivo:Kneeling woman with a bowl (from a nativity) MET ES5344
Figuras de un Nacimiento del siglo XVIII. Museo Metropolitano de Arte
Archivo:Calvary MET DP-17491-001
Calvario (circa 1790) Museo Metropolitano de Arte

El desarrollo de la escultura en Guatemala durante la época colonial tuvo algunas características especiales que la diferenciaron de otras regiones. La ubicación geográfica de Guatemala, su terreno montañoso y los frecuentes terremotos influyeron mucho en cómo se desarrolló este arte.

Guatemala estaba un poco apartada de las principales ciudades de México. Su geografía montañosa hacía muy difícil el comercio por tierra. Además, había restricciones para el comercio por mar con Nueva España y con los territorios del Virreinato del Perú.

Debido a esto, llegaron menos artistas de España y de otras partes del virreinato a Guatemala. Este menor número de artesanos hizo que el sistema de gremios fuera más flexible aquí. Los escultores podían realizar trabajos que en otros lugares, como México, les habrían sido prohibidos. Por ejemplo, podían encargarse de armar los retablos o de dorar las imágenes, actividades que normalmente estaban separadas.

Las influencias artísticas llegaban de España, pero también de grabados y estampas. Además, los marfiles de Filipinas, que llegaban a través del comercio, tuvieron una gran influencia, especialmente en las esculturas pequeñas para uso privado.

Los constantes terremotos afectaron tanto la arquitectura de los edificios como el diseño de los retablos. Estos se adaptaron a las nuevas tendencias de Europa, pasando del estilo renacentista al barroco, con su decoración abundante, y finalmente al neoclásico, más sobrio. Sin embargo, los retablos guatemaltecos eran más bajos que los de otras regiones, estaban pegados a las paredes y tenían relieves menos pronunciados para resistir mejor los temblores.

Los terremotos también dañaban las esculturas, lo que requería restauraciones. Era común repintar o incluso transformar las imágenes para adaptarlas a los gustos de la época o a las necesidades religiosas. Esto hace que hoy sea difícil saber la fecha exacta de algunas obras o quién las hizo, especialmente porque muchas piezas ya no están en su lugar original.

El centro más importante para la escultura fue la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala (hoy Antigua Guatemala). No se tiene mucha información sobre talleres en otras partes del territorio, excepto los que se establecieron en Nueva Guatemala (actual Ciudad de Guatemala) a finales del siglo XVIII. Esto podría explicar por qué muchas imágenes en la región se parecen entre sí.

¿Cómo cambió la escultura a lo largo del tiempo?

Archivo:Cristo negro de Esquipulas
Cristo Negro de Esquipulas, obra de Quirio Cataño
Archivo:San José con el Niño (Guatemala)
San José con el Niño (anónimo). Iglesia de Santo Domingo

En los primeros años de la colonia, las obras importadas y las hechas en los talleres locales mostraban diferentes estilos. Había esculturas con características del Renacimiento temprano, pero también otras que aún conservaban rasgos del gótico tardío, como los crucifijos que mostraban mucho dolor. Algunas obras eran muy sencillas, con una composición frontal y manos y brazos apenas visibles. Esta mezcla de estilos fue común durante mucho tiempo.

Un buen ejemplo de la búsqueda de armonía y proporción del Renacimiento, que aún conservaba toques medievales, es el famoso Cristo de Esquipulas, tallado por Quirio Cataño en 1594.

Las nuevas ideas artísticas de Europa o de otros virreinatos llegaban a Guatemala a su propio ritmo. La difusión de estos nuevos estilos se dio principalmente a través de obras de arte y artistas que venían de España, así como de libros con estampas y grabados. Entre los primeros escultores conocidos de finales del siglo XVI se encuentran Juan de Aguirre y Miguel de Aguirre.

El estilo Barroco

El estilo renacentista, que buscaba la perfección ideal, fue dando paso a un naturalismo en las imágenes. Esto significaba que las esculturas se volvían más realistas, con posturas más dinámicas y expresiones que buscaban provocar emociones en quienes las veían.

Dos cosas fueron clave en este cambio hacia el naturalismo: la llegada de muchas obras de España a finales del siglo XVI y principios del XVII, especialmente de Sevilla, y el desarrollo de la escultura funeraria, que buscaba que las figuras se parecieran lo más posible a las personas reales.

A mediados del siglo XVII, se vieron dos tendencias: por un lado, un estilo barroco más marcado, con figuras de santos a medio vestir (como San Cristóbal o San Sebastián) que mostraban movimientos más exagerados, cuerpos retorcidos y gestos muy expresivos. Por otro lado, había figuras con un naturalismo más suave, con rostros serenos y posturas naturales. En estas últimas, la riqueza del estofado (una técnica para imitar telas con oro y pintura) y la policromía (pintura de varios colores) de la ropa y los mantos se volvieron muy importantes.

En estos años destacaron escultores como Mateo de Zúñiga, quien hizo el Nazareno de la Merced (1655), Martín Cuellar y Alonso de la Paz. Ya en el siglo XVIII, sobresalieron Matías de España y Juan de Chávez. A Juan de Chávez se le atribuyen dos de las imágenes más famosas de ese período: San Sebastián y San Francisco de Paula de la catedral de Guatemala (entre 1737 y 1751).

Archivo:San Cristobal (San Cristobal Bajo)
San Cristobal (anónimo), en la iglesia de la aldea de San Cristóbal Bajo (Antigua Guatemala).

El año 1773, cuando un terremoto devastó Antigua Guatemala y obligó a trasladar la ciudad al Valle de la Ermita (donde se fundó la actual Ciudad de Guatemala), marcó un cambio en el estilo. Las figuras se volvieron más sólidas, los gestos y actitudes se moderaron, y la ropa tenía pliegues más abundantes y pesados. La riqueza decorativa del estofado, la variedad de colores y el brillo de la policromía, así como el detalle en los motivos decorativos, se acentuaron. Es importante mencionar que en este siglo se hizo más común repintar esculturas antiguas para adaptarlas a los nuevos gustos barrocos.

El estilo Neoclásico

A finales del siglo XVIII, la influencia de las nuevas Academias de Bellas Artes y de las Sociedades Económicas de Amigos del País llevó a una menor expresividad en el arte y al inicio del neoclasicismo. Este estilo se reflejó de inmediato en el diseño de los retablos. En cuanto a la escultura, el neoclasicismo fue adoptado por la gente más educada, pero no tanto por la gente común, que siguió prefiriendo las formas barrocas, las cuales se han mantenido populares hasta hoy.

Así, en las primeras décadas del siglo XIX, el neoclasicismo abrió el camino a la escultura no religiosa, pero en las imágenes religiosas tuvo que convivir con el barroco. Su influencia se vio en el uso de dorados, como en la Dolorosa (1802) de la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, hecha por Martín Abarca. También se notó en el uso de colores planos en la policromía, como en la Piedad de la Iglesia del Calvario (Nueva Guatemala), obra de Vicente España.

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