Erich W. Gardemann para niños
Erich Gardemann (1907-1979) fue un diplomático alemán que trabajó para el gobierno de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial en España. Su misión principal era informar sobre las intenciones de España en el conflicto.
Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, la actividad de los diplomáticos y de quienes buscaban información era muy intensa en España. Las embajadas de países como Inglaterra y Alemania eran lugares donde se reunía mucha información. Querían saber si España se uniría a la guerra y, si lo hacía, a qué lado apoyaría.
Erich Gardemann fue una de las personas clave en este ambiente de diplomacia y política. Fue enviado por el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania para obtener información directa sobre lo que el líder español, Francisco Franco, pensaba hacer respecto a la guerra.
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¿Quién fue Erich Gardemann?
Erich Gardemann nació en Alemania en 1907. Estudió en una escuela agrícola. Después, vivió en la República Dominicana, donde trabajó en una plantación de azúcar. Allí aprendió mucho sobre la cultura hispana. Compartió este conocimiento con su amigo de la infancia, Otto Abetz, quien más tarde sería embajador en Francia.
Gardemann fue consejero diplomático en la embajada alemana en Madrid. Trabajaba junto a otros diplomáticos importantes. Había un grupo de diplomáticos que tenían contacto directo con el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, y Gardemann formaba parte de este grupo.
Su trabajo en España
Gardemann fue nombrado consejero diplomático en el verano de 1939. Su amigo Otto Abetz lo recomendó, destacando su conocimiento y pasión por la cultura hispana. Su tarea en Madrid era observar lo que hacían los diplomáticos de los países enemigos y entender la situación política de España. El gobierno alemán de entonces consideraba que la política exterior española era demasiado neutral.
Al principio, Gardemann tuvo una buena relación con el embajador alemán en España, Eberhard von Stohrer. Sin embargo, a partir de 1940, sus opiniones empezaron a chocar, lo que llevó a problemas personales entre ellos. Algunos llegaron a pensar que Gardemann era el "verdadero embajador" por su influencia.
En 1940, Gardemann se casó con Nina Purtscher, quien trabajaba en la embajada. La familia de Nina tenía conexiones con personas importantes en Europa. Para aumentar la influencia cultural de Alemania en España, Gardemann ayudó a fundar la Asociación Hispano-Germana en Madrid en agosto de 1941.
Gardemann y su esposa vivían en una villa en Madrid. Esta casa se convirtió en un lugar de reunión para algunos españoles que no estaban de acuerdo con Franco y para alemanes que querían que España se uniera a su bando en la guerra.
Al principio, Gardemann era amigo de Ramón Serrano Suñer, una figura importante en el gobierno español. Hablaban a menudo directamente, lo que a veces iba más allá de las funciones del embajador. Sin embargo, esta amistad también se enfrió y se convirtió en hostilidad. Serrano Suñer incluso se refirió a Gardemann en sus memorias como alguien que conspiró contra su propio embajador y contra el gobierno español.
Momentos clave en su misión
Hubo un problema diplomático entre España y Alemania a principios de 1942, cuando ya había tropas españolas apoyando a Alemania en el frente. El gobierno alemán en Madrid supo que Franco quería rotar a sus soldados, como ya se había hecho antes. Gardemann informó al embajador Stohrer sobre esto. Sin embargo, poco después, España pidió que sus tropas se retiraran temporalmente y fueran reforzadas por soldados alemanes de reserva. El ejército alemán se negó rotundamente, diciendo que era imposible mover a las tropas españolas de sus posiciones. Finalmente, se rechazó la retirada completa, pero sí se permitió un relevo parcial de soldados.
Ese mismo año, Gardemann participó en otro momento delicado. Se planeó una visita de José Luis Arrese, un político español, al líder alemán. Arrese había aceptado ir a Berlín para hablar sobre la entrega de armamento. Gardemann y otros diplomáticos aceleraron esta visita. Pensaban que era una oportunidad única para que Arrese se pusiera en contacto con un general español importante, con la idea de presionar a Franco para que España se uniera más activamente a la guerra.
Dos semanas después, el 26 de octubre de 1942, llegó la invitación oficial a la Embajada en Madrid. Al principio, el embajador Stohrer no sospechó nada. Sin embargo, al descubrir lo que se había planeado a sus espaldas, hizo todo lo posible para impedir el viaje. Advirtió que las ideas de Arrese chocaban con las del gobierno español y que el ejército lo vería como un apoyo a un grupo político específico. El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania ordenó que se tramitara la invitación sin demora y destituyó al embajador en Madrid.
Finalmente, el viaje de Arrese fue considerado un fracaso por Alemania. Arrese se mostró inseguro y obediente a Franco. El mismo día que Arrese dejaba Alemania, el nuevo embajador alemán presentó sus credenciales a Franco. Franco le dejó claro que España consideraba a Alemania "amiga", mientras que otros países eran vistos como enemigos. También le dijo que, a medida que avanzaba la guerra, la victoria se hacía "cada vez más incierta" y que se debía empezar a pensar en la posibilidad de que la guerra terminara.
En Berlín, el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania no culpó a Gardemann ni a sus colegas por el fracaso del viaje de Arrese. En cambio, culpó a la táctica del embajador Stohrer. A partir de ese momento, los líderes alemanes aceptaron la neutralidad de España en la guerra.
Después de la guerra
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la relación de Erich Gardemann con España no finalizó. En 1952, estuvo a punto de ser el embajador de Alemania en Madrid. Su nombre fue considerado por el gobierno de Alemania y el gobierno español. Sin embargo, fue rápidamente descartado por las autoridades españolas. Lo consideraban una de las personas del gobierno alemán que más intentó influir en la política interna de España para que fuera más favorable a Alemania.
En 1962, se le perdió la pista en Alemania. Se mudó a Brasil, donde falleció en 1979.