Ecología profunda para niños
La ecología profunda es una forma de pensar sobre la naturaleza y nuestro lugar en ella. Considera que los seres humanos somos parte de la Tierra, no sus dueños. Propone que cambiemos nuestra forma de vivir, nuestras costumbres y cómo organizamos la sociedad para que podamos convivir en armonía con todos los seres vivos.
Esta filosofía nos enseña que la naturaleza tiene un valor propio, no solo porque nos sea útil. Cree que los humanos no debemos dañar la gran variedad de vida en el planeta, a menos que sea para cubrir nuestras necesidades más básicas.
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La ecología profunda y los grupos que cuidan el ambiente
Los grupos que se preocupan por el ambiente hoy en día tienen diferentes ideas. Todos ellos critican el modelo de sociedad industrial, que creen que es el responsable de los problemas ambientales que vemos. La ecología profunda es una de estas ideas que se opone fuertemente al modelo actual. Entre las muchas voces que defienden el ambiente, encontramos:
- Los que buscan conservar y preservar la naturaleza: Ellos piensan que la naturaleza debe ser usada y protegida al mismo tiempo. Para ellos, la naturaleza es importante porque sirve a los intereses de los seres humanos.
- La ecología social y el ecofeminismo: Estas ideas surgieron en el siglo XX. Buscan resolver los problemas ambientales mejorando las relaciones entre las personas.
- La ecología reformista: Se enfoca en luchar contra la contaminación y la escasez de recursos de una manera práctica. Algunos incluso ven esto como una oportunidad para hacer negocios.
La ecología profunda ha influido en otros grupos ambientalistas, como los que buscan proteger áreas naturales sin tocar y los que apoyan una ecología más espiritual. También ha sido muy importante para la ciencia de la ecología.
¿Cómo surgió la ecología profunda?
La idea de "ecología profunda" fue creada en 1973 por un filósofo llamado Arne Naess. Al principio era solo un concepto, pero luego se convirtió en un movimiento. Para Naess, los puntos más importantes son:
- Que los seres humanos vivan en armonía con la naturaleza, no por encima de ella.
- Que todas las cosas naturales, como los ecosistemas y la vida, tienen derecho a existir, sin importar lo que hagan por sí mismas.
- Que se respete la diversidad de culturas.
Hoy en día, la ecología profunda se compara con la "ecología reformista". Esta última ha tenido más éxito en los debates actuales porque muchos de sus seguidores tienen puestos importantes en la política y las empresas. Sin embargo, la ecología reformista es más fuerte en los países de habla inglesa y casi no existe en otras partes del mundo.
La ecología profunda propone que las personas se integren totalmente con la naturaleza. No estamos ni por encima ni fuera de ella. Por eso, también cuestiona las grandes decisiones de la política y la economía. Muchos de sus seguidores forman parte de grupos políticos que proponen cambios.
Esta idea fue desarrollada más tarde por Bill Devall y George Sessions en su libro Deep Ecology, publicado en 1985. Otro autor importante en esta corriente es Fritjof Capra.
La ecología profunda tiene una visión completa del mundo, donde todo está conectado. Su ética se centra en el cuidado de la Tierra y, a veces, sus ideas son similares a las del feminismo y la igualdad.
Principios de la ecología profunda
Los que apoyan la ecología profunda creen que el mundo no es algo que los humanos puedan usar sin límites. La ética de la ecología profunda dice que el todo es más importante que cualquiera de sus partes. Aquí te presentamos ocho principios que te ayudarán a entender mejor su postura:
- El bienestar y el desarrollo de toda la vida, tanto humana como no humana, en la Tierra tienen un valor por sí mismos. Este valor no depende de si el mundo natural nos es útil o no.
- La riqueza y la variedad de formas de vida contribuyen a que estos valores se hagan realidad, y también son valiosas por sí mismas.
- Los seres humanos no tenemos derecho a reducir esta riqueza y variedad, excepto para satisfacer nuestras necesidades vitales más básicas.
- El desarrollo de la vida humana y de su cultura es compatible con que haya menos personas en el mundo. El desarrollo libre de la vida no humana necesita que haya menos personas.
- La forma en que los humanos intervenimos en la naturaleza es excesiva y está empeorando rápidamente.
- Por lo tanto, las políticas actuales deben cambiar. Estos cambios afectarán la economía, la tecnología y las ideas principales de la sociedad. Los temas que surjan de estas nuevas políticas serán muy diferentes a los actuales.
- El cambio en nuestras ideas se relaciona principalmente con valorar la calidad de vida por encima de buscar un mayor nivel de vida basado en el consumo excesivo y la acumulación de cosas materiales. Habrá una clara diferencia entre lo que es grande (cantidad) y lo que es grandioso (calidad).
- Aquellos que estén de acuerdo con estos puntos tienen la obligación de intentar aplicar los cambios necesarios, ya sea de forma directa o indirecta.
Una nueva forma de ver el mundo: la ecología humana profunda
Para Fritjof Capra, la ecología profunda es parte de una nueva forma de ver el mundo, donde todo está conectado. Pasamos de ver el universo como una máquina a verlo como una red de relaciones. Esto significa que necesitamos un pensamiento que vea los sistemas completos para entenderlo. Además, desde esta perspectiva, los humanos y el ambiente que hemos construido son parte de la naturaleza, los ecosistemas y el entorno.
De este pensamiento sistémico ha surgido una rama llamada Ecología Humana Profunda. Esta nueva forma de pensar subraya que todos los seres vivos y especies en la Tierra dependen unos de otros. Redefine lo que entendemos por "natural" o "artificial" para pasar de una visión centrada solo en los humanos a una que se centra en el cuidado de todas las formas de vida. Sin embargo, sigue considerando a los humanos como parte de la "trama de la vida" en el planeta.
Desde estas nuevas ideas, se entiende que los lugares donde viven los humanos y otros animales son una red que une los ecosistemas "naturales" del ambiente y los sistemas tecnológicos "artificiales" que hemos construido. Esto nos muestra que ambos son naturales:
Las culturas humanas con mucho desarrollo urbano y tecnológico a veces pierden la conexión con la naturaleza que les da lo que necesitan para vivir. Esto amenaza su capacidad de mantenerse a lo largo del tiempo. Las personas en estas culturas suelen vivir en grandes ciudades, lejos del campo. La idea de que la naturaleza nos "sirve" viene de una forma de pensar que ve al ser humano y lo que construye como algo artificial, es decir, no natural.
El desarrollo de estas sociedades humanas que han separado la naturaleza de la cultura, la biología del pensamiento, y la ecología de la tecnología, se enfrenta a problemas ambientales complejos. Para resolverlos, necesitamos volver a conectar estas realidades. Ideas globales de movimientos ecológicos como la Ecología Profunda de Fritjof Capra y Arne Næss, junto con nuevas investigaciones en ecología humana, pueden ayudarnos. Esta investigación presenta los lugares donde viven los humanos y otros animales como una red que une los ecosistemas "naturales" y los sistemas tecnológicos "artificiales" que hemos construido. Para esto, usamos el pensamiento sistémico para crear un nuevo campo de estudio: los estudios tecnosistémicos. En estos estudios, mostramos cómo el lugar donde vivimos está presente tanto en los sistemas ecológicos como en los tecnológicos, usando términos de los estudios de ecosistemas, como los niveles de organización y sus escalas de espacio y tiempo.
Este conocimiento nos permite realizar acciones que cuiden tanto la biosfera (los sistemas ecológicos naturales como los bosques) como la tecnosfera (los sistemas tecnológicos "artificiales" como las ciudades). A estos últimos también se les llama tecnoecosistemas. Finalmente, esta propuesta nos permite pasar de una forma de pensar centrada en el individuo o en el ser humano a una centrada en el cuidado de la Tierra y de toda la vida. Esto forma las bases de una Ecología Humana Profunda, un área del conocimiento que une la naturaleza y la cultura.
Estas ideas de Marín y otros se basan en los trabajos de Capra sobre el Pensamiento Sistémico y los del ecólogo Zev Naveh en los años 2000, sobre los tecnoecosistemas. Eugene P. Odum y Gary W. Barrett los clasificaron como "un caso especial de los ecosistemas" que se puede observar en las poblaciones humanas. Como se menciona en el libro La visión sistémica del ambiente construido por Marín y sus colegas, "una ecología humana es aquella que reconoce las características y variables que vienen de la dimensión social y cultural —que solo se encuentra en los grupos humanos—, y que a su vez las integra con las dimensiones presentes en el resto de la naturaleza y los seres vivos: lo físico-espacial y lo biológico-ambiental. Una ciencia y una práctica de este tipo no aísla al humano de su realidad natural, pero tampoco lo reduce solo a lo instintivo; una visión ecológica del humano requiere estudiar todas las áreas de la vida humana".
En este sentido, la ecología profunda es uno de esos campos donde se unen las ciencias naturales y sociales, de la misma manera que Edward O. Wilson propuso la necesidad de conectar de nuevo las ciencias en sus diferentes áreas del conocimiento, en su obra Consilience.
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Véase también
En inglés: Deep ecology Facts for Kids