Diego de Paradas para niños
Diego de Paradas (fallecido en 1567) fue un explorador y capitán nacido en Almendralejo, España. Llegó a Santa Ana de Coro, en lo que hoy es Venezuela, en febrero de 1535. Formó parte de una expedición alemana liderada por Jorge de Espira, que trabajaba para los banqueros Welser. Su primera participación fue en una expedición muy difícil, donde enfrentaron muchos desafíos.
El rey Carlos I de España había permitido a los banqueros alemanes Welser explorar y aprovechar los recursos de una parte del territorio de Venezuela. Esta concesión duró desde 1529 hasta 1546.
Cuando Jorge de Espira falleció, otro alemán, el joven Felipe von Hutten, fue nombrado capitán general de la Provincia de Venezuela. El 1 de agosto de 1541, Hutten inició una expedición hacia los territorios de los "omeguas", donde se creía que estaba la legendaria ciudad de El Dorado. Diego de Paradas fue uno de los soldados que participó en esta aventura, destacándose por su valentía.
En una de las batallas de esta expedición, el historiador José Oviedo y Baños cuenta que un pequeño grupo de españoles se enfrentó a un gran número de indígenas. Fueron jornadas muy difíciles, y Felipe von Hutten estuvo a punto de perder la vida por una herida grave. Diego de Paradas tuvo la suerte de salir ileso de esta expedición, que duró cinco años y donde muchos exploradores e indígenas perdieron la vida.
La villa de las Palmas y Nirgua
Hasta 1546, Diego de Paradas estuvo al servicio de los alemanes, participando en varias expediciones en busca de El Dorado. Después de que terminó el control alemán, Paradas siguió explorando el territorio venezolano. En 1555, ya como capitán, el gobernador Arias de Villasinda le encargó la tarea de pacificar a los indígenas jirajaras, que estaban causando problemas a los españoles en la región.
Paradas logró pacificar a los jirajaras y fundó la villa de las Palmas, que hoy conocemos como Nirgua. Sin embargo, la villa fue atacada y destruida por los jirajaras. Paradas regresó con sus hombres y la fundó de nuevo, dándole el nombre de Nirgua. Pero cada vez que Paradas se iba, los indígenas volvían a atacarla. Cansado de esta situación, Paradas tuvo que tomar medidas firmes para asegurar que la villa pudiera permanecer y que sus habitantes vivieran en paz.
La fundación de Caracas
En 1567, Diego de Paradas se unió como capitán a la expedición de Diego de Losada, que contaba con 160 hombres, para explorar el territorio de los caracas. A Paradas se le asignó la importante tarea de proteger la retaguardia de la expedición. Los indígenas de esa zona ya esperaban la llegada de los españoles y, al haber tenido éxito en enfrentamientos anteriores, no temían sus armas.
Mientras avanzaban hacia el lugar donde se había fundado la villa de San Francisco, los indígenas atacaban constantemente a las tropas españolas. En un momento, para atacar por la retaguardia, prendieron fuego a la sabana y se lanzaron contra las tropas. Pero Paradas, que había anticipado esta estrategia, preparó a sus soldados con arcabuces (un tipo de arma de fuego antigua). Después de dos horas, lograron detener el ataque indígena.
Al día siguiente, las colinas que daban acceso al valle estaban llenas de guerreros indígenas que hacían mucho ruido con tambores y caracolas, preparándose para atacar. Pero una carga de caballería por un lado, apoyada por los arcabuceros, despejó esa zona. Luego hicieron lo mismo por el otro lado. Como los españoles eran solo 160, tuvieron que esforzarse mucho para contener los ataques de la gran cantidad de guerreros indígenas.
El final de un valiente capitán
Unos días después, el 3 de abril de 1567, la expedición estaba a menos de una legua de donde se había fundado la villa de San Francisco. En los montes cercanos, se veían grupos de indígenas con actitud amenazante. Diego de Losada ordenó a Paradas que se escondiera en un cañaveral con 25 arcabuceros para repeler cualquier ataque por la retaguardia. Sin que los soldados se dieran cuenta, un centenar de indígenas se metieron en el cañaveral.
Paradas, que se había alejado un momento de su gente, escuchó el alboroto. Sin ponerse su protección, montó a caballo y corrió a defender el lugar del ataque. Lamentablemente, una flecha le alcanzó en un costado. Aunque lo cuidaron con mucho esmero, no pudieron salvarle la vida. La flecha le había atravesado los pulmones.
El 9 de abril, este valiente capitán falleció. El historiador Oviedo y Baños dijo de él que era un "caballero notable por su origen, y a quien esta provincia debe gran parte de su exploración, pues actuando siempre con el valor propio de su nobleza, no hubo expedición militar en su tiempo a la que no asistiera, mereciendo entre sus compañeros los elogios de ser el primero en cualquier situación".