Crisis del siglo XVII para niños
La crisis del siglo XVII es una crisis general de duración secular que la historiografía aplica, en grado diferente, a la interpretación del desarrollo histórico durante ese siglo en toda Europa y la cuenca del Mediterráneo.
Aspectos de la crisis
- Crisis climática (la pequeña Edad del Hielo, es la única que podemos considerar autónoma)
- Crisis económica (la Fase B de recesión secular que sigue a la Fase A de auge económico y Revolución de los precios del siglo XVI),
- Desórdenes sociales y políticos, que llevan a desastrosas guerras (Crisis de 1640 en España, Fronda en Francia, Revolución Inglesa, y sobre todo la Guerra de los Treinta Años en Europa Central)
- Crisis demográfica (aumento de la frecuencia y gravedad de hambrunas y epidemias, despoblamiento de Europa Meridional y Central)
- Crisis ideológica (que es como se ha interpretado el Barroco), tanto en Arte como en Literatura e incluso en mentalidad. La ciencia moderna y lo que desde Paul Hazard se conviene en llamar Crisis de la conciencia europea surgen a finales de siglo y preparan el siguiente Siglo de las luces.
Monarquía Española
La Monarquía Española se caracterizó porque la población registró un importante retroceso. Las causas:
- Migración al nuevo continente.
- Bajas ocasionadas por las guerras.
- Expulsión de los moriscos.
- Conjunto de pestes y epidemias.
La agricultura empeoró provocando el hambre y las epidemias. Muchos campesinos abandonaron las tierras para irse a las ciudades para vivir como pícaros o mendigos. La ganadería vio cómo se reducía el número de cabezas de ganado, debido a la sequedad de los pastos y de la destrucción provocada por las diversas guerras peninsulares. La industria y el comercio disminuyeron y el agotamiento de muchas minas americanas redujo la llegada de oro y plata (el quinto real) desde las Indias. La Hacienda Real se declaró en bancarrota en varias ocasiones.
Hubo un modelo social de tipo nobiliario en el que los capitales se dedicaban a la compra de tierras, casas o gastos suntuarios. Frente a unos pocos privilegiados existía una enorme masa de población empobrecida: los campesinos habían perdido sus tierras, los artesanos se habían empobrecido por la competencia extranjera y los hidalgos apenas podrían sobrevivir con sus tierras y todos acababan en la mendicidad. Solo la Corona de Aragón sufrió menos la crisis.
El eje de la civilización se desplaza
El desplazamiento de las rutas comerciales del Mediterráneo al Atlántico no es un proceso nuevo, y podría rastrearse desde la Edad Media, pero el cambio del eje entero de la civilización en beneficio de la Europa Noroccidental queda fijado decisivamente con esta crisis. Es bastante significativo el auge de plazas como Londres y Ámsterdam en perjuicio de Sevilla o Lisboa (también atlánticas y que a su vez habían sustituido a las mediterráneas Génova y Venecia en el siglo XVI). El punto de inflexión quizá fue el saqueo de Amberes de 1576.
Lo que hasta entonces había sido la principal amenaza para la Europa cristiana, el Imperio otomano, queda relegado a una posición periférica (en claro retroceso desde el fracaso del sitio de Viena de 1683). Lo que era su centro, Italia y sus rutas hacia Flandes por Alemania, se encuentra entre las zonas en mayor declive. La Francia que sale de la Fronda y la minoría de edad de Luis XIV, en cambio, es la potencia emergente en Europa, bien desde el tratado de Westfalia de 1648 (que modernizó las relaciones internacionales), o desde la paz de los Pirineos de 1659. Queda en evidencia la decadencia española.
Lo que debió ser para los perdedores puede adivinarse sólo con ver que los ganadores han tenido que pasar un siglo temible: Inglaterra sufre mortíferas pestes, guerras exteriores (con Holanda, con Francia, con España...), la guerra civil entre el Parlamento y rey, la ejecución de este (la primera de un rey por su propio pueblo), la república de Cromwell y las disensiones religiosas (puritanos, anglicanos, católicos...), el Gran Incendio de Londres (1666)..., hasta cerrar el siglo con la Revolución Gloriosa.