Mitimaes para niños
Los mitimaes (del quechua: mitmaqkuna) eran grupos de familias o comunidades que el Estado incaico, conocido como Tahuantinsuyo, movía y reubicaba en diferentes lugares. Esto se hacía por razones importantes: para mantener el control de los territorios, asegurar que la gente fuera leal al gobierno inca y ayudar a que las costumbres, el idioma y la forma de vida inca se extendieran entre los pueblos que habían sido incorporados al imperio.
Los mitimaes tenían varias tareas. Trabajaban en la agricultura, ayudaban a construir caminos y edificios, protegían las fronteras y enseñaban las tradiciones, el idioma quechua y la religión inca. Este sistema fue clave para que el Tahuantinsuyo creciera y se mantuviera fuerte, permitiendo que las personas se movieran y compartieran su cultura dentro del imperio.
Además, al mover a los mitimaes, el gobierno inca buscaba fortalecer su autoridad en las nuevas tierras. Esto ayudaba a que las nuevas regiones se unieran mejor a la administración central. El sistema de mitimaes se usó en muchas partes del Tahuantinsuyo, especialmente en zonas estratégicas de las montañas y la costa, donde esta reubicación facilitaba el control y la organización económica.
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¿Cómo usaban los incas a los mitimaes para gobernar?
Los incas, aunque eran los gobernantes, eran menos en número que la gran población que controlaban. Por eso, usaban diferentes estrategias para mantener el orden entre los pueblos que habían incorporado. Una de estas estrategias era el sistema de mitimaes.
Movimientos de población estratégicos
Esta política implicaba mover a grupos enteros de personas a regiones que necesitaban desarrollo o donde había riesgo de desorden. Por ejemplo, las comunidades que eran leales al Inca podían ser trasladadas a territorios nuevos o a zonas donde se necesitaba su influencia. Por otro lado, si una comunidad mostraba resistencia, podía ser reubicada en regiones que ya estaban bien controladas por el imperio. De esta manera, los incas lograban mantener la estabilidad y reducir cualquier desafío a su autoridad.
Control y organización social
Los incas llevaban registros muy detallados de su población, incluyendo censos, para asegurarse de que todo estuviera en orden. Una vez que los mitimaes eran reubicados, recibían tierras para cultivar, criar animales y construir sus casas. Esto les permitía mantener su forma de vida y su organización social.
Para asegurar que los mitimaes se quedaran en sus nuevos hogares, existían reglas estrictas. Si alguien intentaba regresar a su lugar de origen sin permiso, había consecuencias severas. Además, los líderes de los grupos mitimaes eran a veces promovidos a puestos importantes en el gobierno, lo que los hacía depender del imperio para su prestigio y posición.
En resumen, a los mitimaes se les puede ver como "colonos incaicos" que ayudaban a difundir la cultura inca en los territorios asignados. Esto era beneficioso para quienes eran leales al Imperio incaico. Para las poblaciones que no aceptaban fácilmente el poder de Cusco, el traslado a zonas con fuerte influencia inca buscaba que se adaptaran y se integraran al sistema.
¿Cómo se administraban los mitimaes?
La política de los mitmakuna se aplicó mucho en el altiplano del sur de Bolivia. Allí, lo que producían estos grupos (especialmente en agricultura y ganadería) se dividía en tres partes: una para el Inca y su familia, otra para los sacerdotes y el dios Inti (el Sol), y la última parte para las propias comunidades productoras.
Además de la agricultura, los recursos valiosos como el oro, la plata y las piedras preciosas que se obtenían de la minería también se destinaban a las arcas del tesoro incaico. Los mitimaes también tenían la importante tarea de defender las fronteras del imperio, especialmente a los incas de alto rango. Por ejemplo, muchos de ellos estaban obligados a proteger la frontera con los Chiriguanos. Toda la zona sureste del Altiplano estaba llena de guarniciones que se extendían hasta el Pucará de Aconquija en Argentina.
¿Dónde se ubicaron los mitimaes?
En el siglo XV, la población colla de lo que hoy es Bolivia fue incorporada al Tahuantinsuyo por el inca Wiracocha. Los incas llevaron a estas tierras grupos de mitimaes, algunos de los cuales hablaban quechua. Por esta razón, cuando llegaron los conquistadores españoles, el territorio colla tenía una mezcla de poblaciones que hablaban aimara, puquina y quechua.
En el Noroeste argentino, los incas usaron a grupos como los Chichas, que vivían en lo que hoy es Bolivia. Algo similar ocurrió en el norte de Chile.
Las poblaciones del sur de los valles Calchaquíes, Santa María, Andalgalá y el centro de la provincia de Catamarca se resistieron a la presencia inca. Por ello, los incas llevaron a esos territorios a grupos de mitmaqkunas para que trabajaran en lugar de los habitantes locales. Blas Ponce, uno de los fundadores de la ciudad de Londres en Catamarca, mencionó que en la provincia de Quire-Quire el inca tenía "más de veinte mil mitimaes".
También en la Quebrada de Humahuaca había mitimaes de los Chichas de Bolivia, así como otros pueblos como los Churumatas y Paypayas. Su función principal era servir como una barrera de protección contra los Chiriguanos, y algunos también ayudaban a difundir el idioma quechua.
Véase también
En inglés: Mitma Facts for Kids