Miniaturistas españolas siglo XIX para niños
Las miniaturistas españolas del siglo XIX fueron artistas muy talentosas que se especializaron en pintar retratos y escenas muy pequeñas. Estas obras de arte, llamadas miniaturas, eran muy populares en esa época y se hacían con gran detalle.
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¿Cómo se formaban las artistas miniaturistas?
Durante el siglo XIX, muchas mujeres que querían ser miniaturistas profesionales aprendían en los talleres de sus propias familias. Era común que fueran alumnas de sus padres, quienes también eran miniaturistas.
Familias de artistas
Algunas de estas artistas destacadas fueron:
- Francisca Ifigenia Meléndez y Durazzo (1770-1825): Ella aprendió de su padre.
- Florentina Lucía de Craene y García Rubiato (1833-1910).
- Asunción Crespo de Reigón: Su padre, José Crespo, era profesor de miniatura, y su esposo, Francisco Reigón, también era miniaturista.
Otras artistas trabajaron junto a sus esposos, como Pilar Ulzurrun, quien colaboró con José Ribelles, y María del Carmen Macía, que estaba casada con Luis Eusebi.
Reconocimiento en las Academias de Arte
En la primera mitad del siglo XIX, muchas mujeres fueron reconocidas por su talento en el arte. De las treinta mujeres que recibieron el título de "académica de mérito" (un reconocimiento importante por su habilidad), seis lo obtuvieron por su gran dominio de la técnica de la miniatura.
La más famosa de ellas fue Teresa Nicolau Parody (1817-1895). Ella fue reconocida por su trabajo en miniatura tanto en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid como en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia.
Influencia de artistas extranjeras
En España también se valoraba mucho el trabajo de las miniaturistas de otros países, especialmente de Francia. Por ejemplo, en la corte del rey Fernando VII trabajó la miniaturista francesa Aimée Thibault, quien en 1819 fue nombrada pintora de cámara, un puesto muy importante. Otra artista francesa muy solicitada por la gente rica de España fue Sophie Liénard (1809-1878).
¿Cuánto ganaban las miniaturistas?
Las artistas miniaturistas también recibían dinero por su trabajo, y en algunos casos, sus obras eran tan valoradas como las de los hombres.
Por ejemplo, en 1855, Adriana Rostán recibió 14.000 reales por dos miniaturas. Este precio fue evaluado por Bernardo López, un pintor de cámara. Para que te hagas una idea, ocho años antes, a Cecilio Corro, que también era miniaturista de cámara, le pagaron 6.000 reales por tres retratos en miniatura. Esto nos muestra que algunas de las obras creadas por estas mujeres alcanzaron precios similares o incluso más altos que los de sus colegas masculinos.