Juan van der Hamen para niños
Juan van der Hamen y León (nacido en Madrid el 8 de abril de 1596 y fallecido en Madrid el 28 de marzo de 1631) fue un importante pintor español del estilo barroco, que vivió durante el famoso Siglo de Oro. Se le conoce sobre todo por sus bodegones (pinturas de objetos inanimados como frutas, flores o comida) y sus floreros. Sin embargo, también pintó temas religiosos, paisajes y retratos. Era un artista muy versátil.
Su estilo fue influenciado por otros pintores como Juan Sánchez Cotán y el artista flamenco Frans Snyders. Van der Hamen adoptó un estilo llamado naturalismo, que buscaba representar las cosas tal como se ven en la vida real, con mucho detalle.
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Biografía de un Artista Versátil
Juan van der Hamen y León nació en Madrid en una familia de origen neerlandés, de la ciudad de Utrecht. Su padre, Jehan van der Hamen, era de Bruselas y se había mudado a España antes de 1586. Formaba parte de la Guardia de los Archeros Reales, un grupo especial que protegía al rey. Su madre, Dorotea Whitman Gómez de León, también tenía raíces flamencas y españolas.
Familia y Amistades
Los hermanos mayores de Juan, Pedro y Lorenzo, fueron escritores de libros de historia y religión. Se cree que Juan también escribía poesía. Tenía buenas relaciones con personas importantes de la cultura en Madrid, siendo amigo de escritores famosos como Lope de Vega y Luis de Góngora. Ellos incluso escribieron poemas elogiando su arte. En 1623, Juan también se unió a la guardia de archeros flamencos, siguiendo los pasos de su padre y abuelo.
¿Cómo Aprendió a Pintar?
No se sabe mucho sobre cómo Juan van der Hamen aprendió a pintar. Algunos dicen que su padre, que falleció en 1612, también era pintor y le enseñó. Su estilo, que tenía influencias italianas, podría haber sido aprendido de pintores de la corte como Vicente Carducho. En 1615, se casó con Eugenia de Herrera. En ese momento, ya había terminado su formación como pintor en Madrid, pues declaró que nunca había salido de la ciudad.
Primeros Trabajos y Reconocimiento
La primera obra de la que se tiene registro es de 1619. Fue un bodegón encargado para el Palacio del Pardo. Juan van der Hamen tuvo una relación duradera con Juan Gómez de Mora, quien le encargó varias obras. También trabajó para Jean de Croÿ, conde de Solre, un personaje influyente en la corte y coleccionista de arte. En 1626, tuvo la oportunidad de retratar al cardenal Francesco Barberini, un sobrino del Papa Urbano VIII, quien admiraba sus bodegones.
A pesar de su talento, no consiguió el puesto de pintor del rey en 1627. Sin embargo, dos años después, le encargaron tres cuadros de frutas y flores para decorar una sala del antiguo Alcázar de Madrid. En 1630, trabajó para el cardenal-infante don Fernando de Austria.
Fallecimiento e Influencia
Juan van der Hamen falleció joven, a los 35 años, el 28 de marzo de 1631 en Madrid. Dejó una gran cantidad de obras, muchas de ellas creadas en su taller de la calle de Fuentes. Su estilo y sus composiciones, especialmente en los bodegones, tuvieron una gran influencia en artistas posteriores. Su único aprendiz documentado fue Antonio Ponce, quien se casó con una sobrina del maestro. Su hijo, Francisco, también se dedicó a la pintura, aunque no se conocen obras firmadas por él.
El escritor Juan Pérez de Montalbán lo elogió mucho, diciendo que superaba a la naturaleza en su dibujo y pintura.
Obras Destacadas de Juan van der Hamen
Juan van der Hamen fue un pintor muy productivo y sus obras se dividen en varios géneros.
Retratos
Aunque se sabe que hizo muchos retratos, pocos se conservan hoy en día. En el inventario de sus bienes después de su muerte, se mencionaban veinte retratos de personajes importantes. Algunos de los retratados, como Lope de Vega y Góngora, le dedicaron poemas.
Uno de sus retratos más conocidos es el Retrato de enano que se encuentra en el Museo del Prado. En este cuadro, se puede ver su habilidad para describir los detalles de la ropa y su interés en la luz y la sombra. A veces, sus retratos podían parecer un poco duros en los rostros, pero en otros, como el de su hermano Lorenzo, lograba una gran expresividad.
Se dice que el cardenal Francesco Barberini, después de que Velázquez le hiciera un retrato que no le gustó, le pidió a Van der Hamen que lo retratara, quedando más satisfecho.
Pinturas Religiosas
Muchas de sus pinturas religiosas se han perdido. Una de las primeras que se conserva es el San Isidro de la National Gallery de Dublín, pintado alrededor de 1622. En esta obra, se nota su precisión en el dibujo y un uso dramático de la luz.
En 1625, trabajó en el claustro de la Merced y en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid. En estas obras, como el San Juan Bautista, se ve su interés en las luces y las sombras, un estilo conocido como tenebrismo. En otras obras religiosas, como El hallazgo de la Cruz por Santa Elena, usó más luz y una gama de colores más amplia.
Bodegones y Floreros
Es en los bodegones donde Juan van der Hamen realmente destacó. Aunque en su época algunos expertos no los valoraban tanto, los clientes los apreciaban mucho. Se conservan cerca de setenta de sus bodegones, más de la mitad firmados y fechados entre 1621 y 1622.
Van der Hamen fue uno de los primeros en España en ver el potencial comercial de este tipo de pintura. Muchos de sus bodegones muestran dulces, frutas confitadas y objetos de cristal veneciano, lo que refleja el gusto refinado de la alta sociedad madrileña de la época. Un ejemplo es el Bodegón con dulces y recipientes de cristal (1622) del Museo del Prado, donde los objetos están dispuestos con cuidado y la luz resalta los brillos del cristal.
A partir de 1626, sus bodegones se hicieron más complejos, con más objetos dispuestos en diferentes niveles, como el Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio (1627). Esto le permitía mostrar una gran variedad de exquisiteces que se tenían en las casas para ocasiones especiales. Sus bodegones no tenían significados ocultos o morales, simplemente mostraban el gusto por la buena comida y la hospitalidad.
Juan van der Hamen también fue un excelente pintor de flores. A veces las incluía en sus bodegones, pero también hizo floreros independientes. Se cree que él introdujo este género en España. Lope de Vega lo elogió por su habilidad para pintar flores, diciendo que sus claveles parecían tan reales que las abejas querían libar de ellos.
A partir de 1628, su interés por las flores lo llevó a crear floreros y guirnaldas de flores. También empezó a experimentar con paisajes y diferentes formatos, pintando obras circulares y octogonales sobre cobre o madera.
Dos de sus obras, Ofrenda a Flora y Vertumno y Pomona, combinan las flores y hortalizas con temas de la mitología, representando la primavera y el verano de una manera poética.
Véase también
En inglés: Juan van der Hamen Facts for Kids