Historia de Gerona para niños
La historia de Gerona es muy antigua y está llena de cambios y momentos importantes. Esta ciudad, ubicada en Cataluña, España, ha sido testigo de la vida de muchos pueblos y culturas a lo largo de los siglos.
Contenido
Época Antigua: Íberos y Romanos
¿Cómo se fundó la antigua Gerunda?
Los primeros habitantes de esta zona fueron los íberos, un pueblo antiguo que vivía en la península ibérica. En Gerona, la tribu de los indigetes se estableció en poblados alrededor de la llanura de Gerona. El más importante de estos poblados estaba en el desfiladero de San Julián de Ramis.
Alrededor del año 77 a.C., durante unas guerras romanas, un general llamado Pompeyo construyó una fortaleza llamada oppidum en la Vía Heráclea. Esta vía era un camino muy importante que luego se convertiría en la Vía Augusta. Pompeyo necesitaba esta fortaleza para defender el territorio y luchar contra un líder rebelde.
Así nació la ciudad original de Gerona, que los romanos llamaron Gerunda. Se cree que su nombre podría significar "entre el Undarios", que era el nombre íbero del río Onyar. Los habitantes del poblado de San Julián de Ramis fueron trasladados a esta nueva ciudad. Gerunda se convirtió en un punto clave para defender la entrada de la Vía Augusta en Hispania y en un centro importante para la región.
¿Cómo era la vida en la Gerunda romana?
La ciudad de Gerunda tenía una forma un poco diferente a otras ciudades romanas. No seguía un diseño de calles rectas y cuadriculadas. Como se construyó por razones militares, su diseño era irregular.
Aun así, tenía las partes principales de una ciudad romana: el cardo maximus (la calle principal que iba de norte a sur), que hoy es la calle de la Força, y el forum (la plaza principal), que estaba donde hoy se encuentra la Catedral. Es probable que el templo principal de la ciudad estuviera en el mismo lugar que la actual Catedral de Gerona.
La ciudad estaba construida en terrazas, lo que hacía difícil moverse. Por eso, muchas calles tenían escaleras, y algunas de ellas todavía se conservan. Otro elemento importante era la muralla. Se construyó en dos etapas: la primera al fundar la ciudad, y la segunda a finales del siglo III d.C. Esta segunda fase se hizo para proteger la ciudad de los ataques de pueblos germánicos. Las murallas no solo servían para defender, sino también para marcar los límites de la ciudad.
La forma de gobierno en Gerunda era similar a la de otras ciudades romanas, aunque era una provincia pequeña y lejana para Roma. Los ciudadanos libres de Gerunda tenían un tipo de ciudadanía un poco más limitada que los de Roma. Para conseguir una ciudadanía completa, había que seguir una carrera política llamada cursus honorum.
Gerunda tenía sus propias instituciones: el ordo decurionum (un tipo de senado municipal que hacía las leyes), el duunvirato (dos magistrados que gobernaban por un año) y la edilidad (dos magistrados encargados de los servicios públicos). También había cargos religiosos que eran importantes en la política.
Fuera de la ciudad, estaba el ager, que era la zona agrícola. Aquí se encontraban las vilae, que eran grandes fincas agrícolas y ganaderas que abastecían a la ciudad. Se cultivaban cereales, olivos y viñas, y se criaban ovejas, vacas y cabras. También había algunas fábricas de cerámica.
La llegada del cristianismo y el fin de la Gerona romana
El cristianismo llegó a Gerunda alrededor del año 304-305 d.C. Se cree que San Félix de Sicilia, un difusor de esta religión, fue martirizado en la ciudad. Él fue el primer mártir de Gerona. Los restos encontrados en el actual barrio de San Félix, posiblemente su sarcófago del siglo IV, sugieren que allí se construyó un martyrium (tumba de un santo), lo que demuestra que había una comunidad cristiana fuerte y con recursos.
Se sabe que en el año 404 d.C. ya había un obispo en Gerunda. La ciudad también tenía un palacio episcopal y una basílica, aunque no se ha encontrado su ubicación exacta.
Gerona vivió las grandes transformaciones del Imperio Romano, incluyendo las incursiones de pueblos germánicos en los siglos IV y V d.C. El poder romano se debilitó, pero la Iglesia Católica se mantuvo fuerte y se expandió. Gerona siguió existiendo y conservó su obispado, conectado con la sede de Tarragona.
En el campo, hubo cambios en la población. Un cambio importante fue la construcción de un castillo en el siglo III sobre las ruinas del antiguo poblado íbero de Sant Juliá de Ramis. Este castillo se hizo para proteger la llanura de Gerona y la ciudad de los ataques que surgieron tras la caída del Imperio Romano.
Época Medieval
La Alta Edad Media en Gerona
A principios del siglo V, el Imperio Romano de Occidente se dividió. La provincia Tarraconense, donde estaba Gerona, pasó a manos de los visigodos, un pueblo germánico que ya estaba muy influenciado por la cultura romana. Gerona entró así en la órbita visigoda. A diferencia de otras ciudades romanas que fueron abandonadas, Gerona siguió siendo un punto importante en el noreste de la península.
A pesar de las dificultades de los siglos VI y VII, Gerona se convirtió en un lugar donde se acuñaban monedas para los reyes visigodos, lo que demuestra su importancia. Estas monedas de Gerona se encontraron en muchas partes de la península. La ciudad también participó en conflictos por el poder entre las facciones visigodas.
Otro aspecto que fortaleció a Gerona fue la organización de la Iglesia. En el año 517, la ciudad fue sede de un concilio provincial, una reunión importante de obispos. El culto a San Félix, el mártir de la ciudad, se extendió por la región.
En el año 711, comenzó la conquista musulmana de la península ibérica. Gerona fue ocupada alrededor del año 715, probablemente sin mucha resistencia, por lo que no hubo destrucción. Las autoridades locales aceptaron el nuevo poder musulmán, que impuso impuestos. Los musulmanes construyeron una mezquita y tomaron posesión de los bienes de la iglesia y la nobleza visigoda. Sin embargo, la influencia musulmana en Gerona no fue muy duradera. En el año 785, las mismas autoridades locales entregaron la ciudad a Carlomagno, el emperador de los francos. Este evento se considera el inicio de un proceso que llevó al nacimiento de Cataluña.
La Gerona carolingia
Durante mucho tiempo, se pensó que la conquista de Gerona por los francos fue obra personal del emperador Carlomagno. Las leyendas populares incluso decían que Carlomagno visitó Gerona, aunque esto no fue así. Sin embargo, su administración sí tuvo un gran impacto en la ciudad.
Todo el territorio entre los Pirineos y el noreste de la península fue organizado como una zona fronteriza, lo que más tarde se conocería como la Marca Hispánica. Durante 16 años, Gerona fue un punto clave en la lucha de los francos contra el Islam. Cuando Barcelona fue conquistada, Gerona perdió parte de su importancia estratégica, pero aun así sufrió ataques musulmanes, como el de Abd-al-Malik en el año 793.
La organización carolingia convirtió a Gerona en la sede del Condado de Gerona. El conde era la persona a cargo de esta entidad, nombrado por el rey y sin independencia al principio. Con el tiempo, los condes catalanes fueron ganando más autonomía y lograron que su cargo fuera hereditario, separándose de los reyes francos. Gerona, como sede condal, cumplió bien su papel y resistió los ataques musulmanes. Las antiguas murallas romanas fueron reconstruidas y ampliadas, lo que permitió a la ciudad resistir los asaltos.
La Baja Edad Media en Gerona
A finales del siglo XIII, la ciudad fue atacada por Felipe II el Atrevido.
El siglo XIII fue también la época de mayor esplendor para la comunidad judía de Gerona. La escuela cabalística de Gerona, un centro de estudio de la Cábala (una tradición mística judía), fue muy importante. Destacó el rabino Nahmánides, quien llegó a ser el gran rabino de Cataluña. La comunidad judía comenzó a decaer en el siglo XIV, especialmente durante un período de gran dificultad en 1391, hasta que los judíos fueron expulsados de España por los Reyes Católicos. Hoy en día, el barrio judío de Gerona es uno de los mejor conservados de Europa y es una atracción turística.
En 1385, se permitió la fundación del Consulado del Mar en Gerona, una institución importante para el comercio marítimo. El 10 de agosto de 1391, los judíos de la ciudad fueron encerrados en la Torre Gironella para intentar que se convirtieran al cristianismo. El 19 de octubre de 1416, Fernando I de Aragón cambió el título de "duque de Gerona" por el de "príncipe de Gerona" para el heredero al trono, el futuro Alfonso V de Aragón. En 1417, la iglesia de la Catedral de Gerona decidió construir una sola nave, una parte principal de la iglesia.
Época Moderna
Durante los siglos XV, XVI y XVII, la ciudad de Gerona siguió creciendo. Se hicieron pequeñas ampliaciones y mejoras en las murallas para protegerla de los ataques. La ciudad tuvo que enfrentarse a varias guerras europeas, especialmente contra las tropas francesas, hasta finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.
Época Contemporánea
Los ataques más conocidos que sufrió Gerona en esta época fueron los del ejército napoleónico entre 1808 y 1809, durante la Guerra de la Independencia Española. La ciudad fue defendida por Mariano Álvarez de Castro. Estos fueron los ataques más destructivos y con más pérdidas de vidas en la historia de Gerona hasta los bombardeos aéreos de la Guerra Civil Española.
Aunque los ejércitos napoleónicos atacaron y bombardearon la ciudad en dos ocasiones, el asedio más largo y difícil fue el que ocurrió entre mayo y diciembre de 1809, dirigido por el mariscal Augereau. El general Álvarez de Castro defendió la ciudad con gran valentía, prohibiendo cualquier señal de rendición. Después de siete meses de asedio, con la población y la guarnición agotadas, la ciudad se rindió a las fuerzas francesas tras la muerte de Álvarez de Castro.
Alrededor de 1889, el ejército español dejó de considerar a Gerona una plaza fuerte, lo que permitió derribar parte de las murallas del sur de la ciudad. Así, Gerona comenzó a tomar la forma que tiene hoy. El 4 de febrero de 1939, las tropas franquistas ocuparon la ciudad. En 1960, Gerona fue nombrada la primera "Ciutat pubilla de la Sardana", un reconocimiento a su papel en la promoción de la sardana, un baile tradicional catalán.
El 21 de abril de 1990, Felipe de Borbón (el actual rey Felipe VI de España) tomó posesión del título de príncipe de Gerona, que le corresponde como heredero de la Corona de Aragón.