Estefania Carròs i de Mur para niños
Estefania Carròs i de Mur (nacida en Barcelona alrededor de 1455 y fallecida en la misma ciudad el 16 de marzo de 1511) fue una mujer importante de la nobleza de su tiempo. Dedicó gran parte de su vida a la educación de jóvenes nobles y de la burguesía.
Lo más importante que Estefania enseñó a sus alumnas fue el valor de la libertad responsable. Les inculcó la idea de que cada mujer podía elegir su propio camino en la vida. Estefania Carròs i de Mur se destacó por sus ideas avanzadas sobre la libertad de las mujeres y por su gran ayuda a las personas con menos recursos.
Datos para niños Estefania Carròs i de Mur |
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Información personal | ||
Nacimiento | 1455 Barcelona |
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Fallecimiento | 16 de marzo de 1511 Barcelona |
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Sepultura | Parroquia de Santa María de Gracia de Jesús (Barcelona) | |
Familia | ||
Dinastía | Carroz | |
Padre | Nicolás Carroz y de Arbórea | |
Madre | Brianda de Mur | |
Contenido
¿Quién fue Estefania Carròs i de Mur?
Estefania Carròs i de Mur fue una mujer adelantada a su tiempo. Nació en Barcelona alrededor de 1455 y falleció en la misma ciudad en 1511. Es recordada por su importante labor en la educación de jóvenes mujeres.
Ella creía firmemente que las mujeres debían tener la capacidad de decidir su propio futuro. Sus ideas sobre la libertad femenina eran muy innovadoras para la época. Además, Estefania se preocupaba mucho por ayudar a las personas más necesitadas.
Sus primeros años y familia
Estefania era hija de Brianda de Mur y de Nicolau Carròs i de Arborea. Su padre fue nombrado virrey de Cerdeña por el rey Juan II de Aragón. Estefania fue la tercera de tres hermanos. Sus hermanos fueron Beatriz Carròs i de Mur y Dalmau Carròs i de Mur.
Aunque su padre tenía un cargo político importante en Cerdeña, Estefania vivió en las tierras de la Corona de Aragón. Siempre estuvo cerca de la corte real, que se movía de un lugar a otro. Tuvo una relación muy cercana con la familia de su madre, especialmente con su tía Isabel de Mur.
Isabel de Mur cuidó de Estefania cuando su madre se mudó a Cerdeña para acompañar a su esposo. Isabel trabajaba para la reina Juana Enríquez. Tanto ella como su esposo, Pedro de Urrea, fueron muy leales al rey Juan II de Aragón y a su esposa, Blanca I de Navarra. Los reyes les agradecieron sus servicios permitiéndoles quedarse en la corte y nombrando a Isabel como encargada de cumplir su testamento. Isabel también continuó siendo la tutora de la hija de los reyes, Juana de Aragón, quien más tarde sería reina de Nápoles.
Finalmente, Estefania Carròs i de Mur heredó la mitad de los bienes de su madre y toda la herencia de su tía Isabel. Fue la responsable de cumplir las últimas voluntades de ambas, lo que la llevó a tener algunos desacuerdos con otros parientes.
Una educadora con ideas innovadoras
Estefania fue una de las pocas mujeres de su época que decidió permanecer soltera por elección propia. Vivía de su trabajo y se cree que no se casó porque había visto muchos matrimonios por conveniencia a su alrededor. Ella pensaba que nadie debía forzar el futuro de una mujer. Estas ideas eran muy diferentes a lo que se pensaba en aquel tiempo.
Aunque no formó parte de ningún movimiento religioso específico, algunos aspectos de su vida recuerdan a las beguinas, mujeres que vivían en comunidad dedicadas a la oración y el trabajo. Estefania no entró en un convento porque no sentía vocación de monja, a pesar de su fe. Al igual que Elisabet Cifre, Estefania creía que Dios la había llamado a no casarse, pero no a vivir en un convento. Su verdadera vocación era la educación de las jóvenes.
En su testamento, Estefania mostró su gran devoción a Jesús y a la Virgen María. Dejó dinero para misas en honor a las "cinco llagas de Jesucristo", lo que demuestra su adoración por la Pasión de Jesús. También sentía una gran admiración por San Francisco de Asís, atraída por su mensaje de sencillez y austeridad. Por eso, quiso ser enterrada en el monasterio franciscano de Santa María de Jesús, vestida con los hábitos de la orden. Además, pidió que su féretro fuera llevado por frailes y personas con menos recursos.
¿Qué enseñaba Estefania a sus alumnas?
La enseñanza de Estefania buscaba que las jóvenes se integraran plenamente en la sociedad a la que pertenecían. Les daba herramientas para que se sintieran útiles y capaces. La educación religiosa era muy importante en su formación, así como aprender a hilar, coser, leer y escribir. Sin embargo, el objetivo principal era que pudieran elegir su futuro con responsabilidad.
Estefania se sentía muy comprometida con sus alumnas. Su interés iba más allá de darles dinero. Quería que sus estudiantes aprendieran valores y pudieran valerse por sí mismas. Esto hizo que su papel como educadora fuera mucho más que el de una simple tutora.
Las jóvenes que estuvieron bajo su cuidado eran de la nobleza y la burguesía. También recibieron algo de formación las jóvenes criadas y sirvientas. En esa época, se esperaba que la educación se basara en la religión, el trabajo y la obediencia. Estefania cumplió con los dos primeros aspectos en su programa educativo. Pero lo que realmente la hizo destacar fue que prefirió enseñar a sus alumnas una libertad responsable, en lugar de una obediencia ciega.
Una de sus primeras alumnas fue Juana de Aragón, hija de Juana Nicolau y Fernando II de Aragón. Estefania mantuvo una gran amistad y confianza con ella durante muchos años.
Otra de sus alumnas fue Aldonza de So. El padre de Aldonza, el noble Joan de So, le dejó una dote que recibiría al casarse, siempre y cuando lo hiciera según la voluntad de su maestra. Sin embargo, Estefania, en su testamento, escribió que Aldonza "pueda casarse a su libertad, y que aquella obligación no la pueda perjudicar en bienes ni en otra cosa, como esta sea nuestra voluntad". Esto muestra su apoyo a la libertad de elección de sus alumnas.
El testamento de Estefania
Estefania Carròs falleció en su casa de Barcelona en 1511. El notario Joan Vilaplana fue quien validó su testamento, pero no lo redactó. Estefania ya había escrito su testamento en doce hojas, con muchas correcciones. En él, detallaba cada una de sus decisiones. Una vez leído, se lo entregó al notario con la promesa de que lo abriría y publicaría después de su muerte.
Su testamento es un documento de gran valor histórico. Primero, por su extensión. Segundo, porque nos permite conocer la fuerte personalidad de Estefania. Ella pidió con firmeza que sus deseos fueran respetados y que nadie pudiera interferir en sus decisiones, ni siquiera el Papa. Y, por último, por la información que nos da. Nos permite entender de cerca cómo era la educación de las niñas en la vida diaria de aquella época.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Estefania Carròs i de Mur Facts for Kids