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Ecolocalización para niños

Enciclopedia para niños

La ecolocalización es una habilidad increíble que tienen algunos animales para "ver" su entorno usando el sonido. Imagina que emiten un sonido, y cuando ese sonido choca con algo, rebota como un eco. Al escuchar y analizar ese eco, el animal puede saber dónde están los objetos, qué tan lejos, qué tamaño tienen y hasta de qué están hechos.

Este término, "ecolocalización", fue creado en 1938 por un científico llamado Donald Griffin, quien fue el primero en demostrar claramente cómo los murciélagos usan esta habilidad.

Varios animales tienen esta capacidad, como:

  • Los murciélagos, aunque no todas las especies de murciélagos la usan.
  • Los delfines y el cachalote.
  • Algunas aves que vuelan en cuevas oscuras, como el guácharo y ciertas especies de vencejos y salanganas.

Incluso el sistema de sonar que usan los barcos y submarinos está basado en este mismo principio.

¿Cómo se descubrió la ecolocalización?

Los primeros experimentos con murciélagos

La idea de que los animales podían usar el sonido para "ver" se le ocurrió al científico italiano Lazzaro Spallanzani en 1793. Él pensó que los murciélagos podían "ver con los oídos". Para probarlo, puso un murciélago y una lechuza en una habitación con hilos y campanillas.

Con luz, ambos animales volaban sin problema. Pero en la oscuridad total, la lechuza chocaba, mientras que el murciélago seguía volando sin tocar nada. Esto le hizo pensar que el murciélago tenía una habilidad especial que no necesitaba luz.

Spallanzani continuó sus experimentos y descubrió que, incluso si los murciélagos no podían ver, seguían volando y cazando insectos igual de bien. Años después, otro científico, Charles Jurine, notó que si les tapaban los oídos, los murciélagos no podían esquivar los objetos. A pesar de estas pistas, la comunidad científica de la época no creyó en la idea de la ecolocalización.

Avances y el nacimiento del término

En 1912, un ingeniero llamado Hiram Maxim sugirió que los murciélagos detectaban obstáculos escuchando los ecos de los sonidos que producían. Aunque su explicación no era del todo correcta, su idea se hizo realidad con el desarrollo del sonar, una tecnología que usa el sonido para detectar objetos bajo el agua.

Finalmente, en 1938, los científicos Robert Galambos y Donald Griffin usaron un aparato especial para demostrar que los murciélagos sí usaban sonidos de alta frecuencia (ultrasonidos) y sus ecos para orientarse. Griffin fue quien acuñó el término "ecolocalización" en 1944. Poco después, se descubrió que otros animales, como las ballenas y los delfines, también tenían esta asombrosa capacidad.

¿Cómo funciona la ecolocalización?

La ecolocalización es muy parecida a cómo funciona un sonar. El animal emite un sonido, y cuando ese sonido choca con un objeto, rebota y regresa como un eco. El animal mide el tiempo que tarda el eco en volver para saber qué tan lejos está el objeto.

Además, estos animales tienen dos oídos separados. El sonido que rebota llega a cada oído con pequeñas diferencias de intensidad, tiempo y frecuencia. Estas diferencias les permiten crear una imagen mental muy precisa de dónde está el objeto, su tamaño y sus características.

Tipos de sonidos en la ecolocalización

Los sonidos que usan los animales para ecolocalizar se pueden clasificar en tres tipos principales:

  • Frecuencia modulada (FM): Estos sonidos cambian rápidamente de frecuencia. Son útiles para los murciélagos que viven en lugares con mucha vegetación, ya que les ayudan a identificar la forma de los objetos y a distinguir entre diferentes tipos de cosas.
  • Frecuencia constante (FC): En estos sonidos, la frecuencia se mantiene igual. Son usados por murciélagos que cazan en espacios abiertos. Aunque no dan mucha información detallada, son excelentes para detectar presas en movimiento y saber su ubicación.
  • Pulsos combinados (FC-FM y FM-FC): Son una mezcla de los dos tipos anteriores. Ofrecen lo mejor de ambos mundos: buena detección y mucha información detallada, lo que es muy útil en ambientes complejos donde necesitan saber si una presa se mueve o no.

La ecolocalización en murciélagos

Archivo:Big-eared-townsend-fledermaus
Murciélago del suborden Microchiroptera, cazando en la oscuridad.

Aunque se cree popularmente que los murciélagos son ciegos, ¡no lo son! Muchos murciélagos usan su vista para diferentes actividades, además de su sistema de sonar.

Los murciélagos pequeños (micromurciélagos) usan la ecolocalización para volar y cazar, a menudo en la oscuridad total de la noche. Salen de sus cuevas para buscar insectos. La ecolocalización les ayuda a encontrar lugares con muchos insectos, poca competencia y pocos depredadores.

Generan sonidos de alta frecuencia (ultrasonidos) en su garganta y los emiten por la nariz o la boca. Estos sonidos están en un rango de frecuencia que los humanos no podemos escuchar (entre 14,000 y 100,000 hercios), ya que nuestro oído solo capta hasta 20,000 hercios.

Cuando los murciélagos cazan, emiten sonidos a una frecuencia más baja al principio para ahorrar energía. Una vez que detectan una presa, aumentan rápidamente la frecuencia de los pulsos, creando un "zumbido de caza" que les permite seguir la trayectoria de la presa y atraparla.

La ecolocalización en cetáceos

Archivo:Delfinekko
Proceso de ecolocalización en un delfín: en verde los sonidos generados por el delfín, en rojo los provenientes del pez.
Archivo:Toothed whale sound production
Generación, propagación y recepción en un delfín. Los sonidos emitidos se representan en cian y, los sonidos captados, en verde.

Antes de que se confirmara la ecolocalización en los cetáceos (como delfines y ballenas), el famoso explorador Jacques-Yves Cousteau ya sospechaba que existía. Él notó cómo un grupo de marsopas navegaba con gran precisión en un estrecho, lo que le hizo pensar que tenían algo parecido a un sonar.

Los delfines y otros cetáceos con dientes (como las orcas y los cachalotes) usan la ecolocalización porque viven en el agua, donde la visibilidad es muy limitada. El sonido viaja muy bien en el agua, lo que lo hace perfecto para este sistema.

Los delfines emiten una serie de sonidos cortos llamados "clics". Al analizar los ecos que regresan, obtienen información sobre su entorno. Tienen una audición muy sensible y direccional, lo que les permite una ecolocalización extremadamente precisa.

El sonido se produce en su cabeza, pasa por una estructura llamada "melón" (un órgano graso que actúa como una lente acústica) y se enfoca en un haz. Los ecos son recibidos principalmente a través de la mandíbula inferior. Cuando un delfín se acerca a un objeto de interés, disminuye el sonido que emite para protegerse del eco fuerte.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Animal echolocation Facts for Kids

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Ecolocalización para Niños. Enciclopedia Kiddle.