Caura (Coria del Río) para niños
Caura o Cavra fue una antigua ciudad romana, mencionada por el historiador Plinio el Viejo. Estaba ubicada a orillas del río Betis, que hoy conocemos como el río Guadalquivir, en lo que ahora es Coria del Río.
Esta ciudad se extendió por el cerro de San Juan y sus alrededores. Por los restos que se han encontrado, parece que Caura tuvo su momento de mayor importancia alrededor del siglo II después de Cristo. Es importante saber que esta Caura es diferente de otra ciudad con el mismo nombre que estaba en Extremadura.
Caura fue una ciudad portuaria muy importante. Conectaba otras ciudades como Corduba (Córdoba), Ilipa Magna e Hispalis (Sevilla) con el mar. Esto le permitía comerciar mucho. Para mostrar su actividad, Caura incluso acuñó sus propias monedas, que tenían la imagen de un pez, probablemente un sábalo, lo que indica que la pesca era una actividad clave. Al ser llamada oppidum, que significa 'plaza fuerte', sabemos que en la época romana era una ciudad amurallada.
Se han encontrado muchos restos romanos en el cerro de San Juan y en el centro histórico de Coria del Río. Entre ellos, destaca una piedra funeraria dedicada a una sacerdotisa, que se guarda en la Ermita de San Juan Bautista. En el mismo cerro, se hallaron restos de grandes piedras talladas y parte de una columna estriada, lo que sugiere que allí pudo haber un templo romano.
En la zona urbana actual, se han descubierto varios lugares de enterramiento que formaban parte de la necrópolis (cementerio) de la ciudad. También se encontraron estructuras de viviendas y hornos de alfarería, donde se fabricaban objetos de cerámica. Además, se descubrió una antigua calzada romana, con restos de dos épocas diferentes, que corría paralela a una calle actual.
Orígenes de Caura: La influencia fenicia
Antes de la Caura romana, la zona fue un lugar importante para los fenicios entre los siglos VIII y VI antes de Cristo. En ese tiempo, el río Tartessos (el actual Guadalquivir) desembocaba en el mar justo a la altura de Coria del Río, en una gran bahía llamada Golfo Tartésico.
Caura era un puerto muy activo gracias a la riqueza de la zona en agricultura, pesca y ganadería. Este puerto, que combinaba el acceso marítimo y fluvial, fue un centro de comercio importante junto con Gadir (Cádiz) e Ispal (Sevilla). Era un punto clave para los viajes hacia el Océano Atlántico o, pasando el estrecho de Gibraltar, hacia el Mar Mediterráneo.
En el cerro de San Juan de Coria del Río, durante unas obras para un centro educativo, se encontró un templo fenicio dentro de un asentamiento tartésico. Este templo data de finales del siglo VIII o principios del siglo VII antes de Cristo. Esto convierte a Caura en uno de los lugares más antiguos donde se ha encontrado evidencia de la presencia fenicia en la región del Bajo Guadalquivir. En el altar de este templo, que tenía forma de piel de toro, se rendía culto a Baal Safón, un dios fenicio que protegía a los navegantes. Este templo fenicio tiene muchas similitudes con el templo de El Carambolo. También se ha descubierto que el santuario estaba orientado hacia la puesta del planeta Venus, lo que indica que también estaba dedicado a la diosa fenicia Astarté.
Caura y la cultura tartésica
Los descubrimientos en Caura, junto con los del yacimiento arqueológico de Doña Blanca en la provincia de Cádiz, han ayudado a entender mejor la arquitectura y las creencias religiosas de los fenicios. Antes, se pensaba que estas características eran propias de la cultura tartésica. Ahora se sabe que los fenicios tuvieron una presencia significativa en los asentamientos tartésicos.