Caja General de Reparaciones de Daños y Perjuicios de la Guerra para niños
La Caja General de Reparaciones de Daños Derivados de la Guerra Civil fue una organización creada en España durante un momento difícil de su historia. Su objetivo principal era tomar el control de los bienes de las personas que apoyaban la rebelión militar que comenzó en julio de 1936. La idea era usar esos bienes para ayudar a reparar los daños causados por el conflicto.
Esta organización dependía del Ministerio de Hacienda del gobierno de la Segunda República Española. Fue creada el 23 de septiembre de 1936, solo dos meses después de que comenzara la Guerra Civil Española. El gobierno de Francisco Largo Caballero fue quien la puso en marcha.
El único director de la Caja fue Amaro del Rosal, quien era un líder importante de la Unión General de Trabajadores, un grupo de trabajadores. La sede de la Caja estaba en la ciudad de Valencia, en la calle del Mar, número 55.
Contenido
Historia de la Caja de Reparaciones
Cuando la rebelión militar empezó en julio de 1936, muchas personas con grandes propiedades y recursos en España apoyaron esta rebelión. Como tenían muchos bienes en las zonas controladas por el gobierno, diferentes grupos (como sindicatos y partidos de izquierda) empezaron a tomar posesión de sus propiedades, tanto muebles (como objetos) como inmuebles (como casas y terrenos).
El gobierno republicano decidió que estos bienes debían ser controlados por la administración central. Así, podrían usarse para reparar los daños causados por la rebelión. El decreto que creó la Caja General de Reparaciones explicaba que era justo que quienes participaron en la rebelión fueran los primeros en ayudar a cubrir los grandes daños que el país estaba sufriendo.
La Caja fue diseñada con objetivos muy amplios, tanto económicos como sociales. Se esperaba que sus bienes sirvieran para reparar y mejorar la economía después del conflicto. Para ello, se le dieron poderes especiales. Sin embargo, debido a las dificultades de la guerra, la Caja se dedicó principalmente a reunir y administrar los bienes que se habían tomado. Hizo esta tarea con mucho secreto, y más tarde se le criticó por ser poco eficiente. Su director, Amaro del Rosal, tenía cercanía con Juan Negrín, un ministro importante, y con el Partido Comunista de España.
Durante la guerra, la Caja acumuló una enorme cantidad de bienes. Muchos de ellos no tenían un permiso legal, ya que eran el resultado de tomas de propiedades o de objetos que particulares habían tomado. Años después, se descubrió que la cantidad de bienes muebles (como obras de arte o joyas) que la Caja había tomado nunca se contó ni se valoró correctamente. Por eso, el destino de muchos de ellos fue incierto después del final de la guerra.
Los bienes inmuebles que la Caja tomó eran principalmente fincas, casas o palacios. Estos se usaron casi de inmediato para fines militares, ya que la situación de guerra no permitía otro uso. En cuanto a los bienes muebles, la mayoría eran obras de arte de colecciones privadas, vehículos de lujo y, sobre todo, muchas joyas de metal precioso. Estos bienes fueron llevados al Castillo de Figueras, cerca de la frontera francesa. Desde allí, se podían vender estos objetos de lujo a cambio de dinero de otros países, comerciando con ellos en Francia o Suiza.
Cuando el conflicto avanzó y la situación del gobierno republicano se volvió insostenible, especialmente después de la Batalla del Ebro, la Caja General de Reparaciones trasladó la mayor parte de los bienes tomados a Francia. Allí, pasaron a formar parte de lo que se conoció como el «Tesoro del yate Vita». Otra gran parte de esos bienes fue capturada por las tropas del otro bando en el Castillo de Figueras y devuelta a sus dueños originales.
¿Cuáles eran los objetivos de la Caja?
Francisco Largo Caballero era el presidente del gobierno en ese momento, y Juan Negrín era el ministro de Hacienda. El decreto de creación de la Caja decía:
"Se crea una Caja General de Reparaciones de daños derivados de la guerra civil, con cargo a la responsabilidad civil de los que han tenido participación directa o indirecta en el movimiento rebelde. Con cargo a esta Caja de Reparaciones se satisfarán los auxilios y se otorgarán los créditos necesarios para la reparación de los daños causados por la rebelión..."
Una lista detallada de sus amplios objetivos se encuentra en un informe que su Dirección General publicó en octubre de 1936.
Consejo Ejecutivo de la Caja
El 29 de septiembre de 1936, Amaro del Rosal Díaz fue nombrado director general. El 18 de noviembre, se decidió formar un Consejo Ejecutivo. Este consejo estaba compuesto por Amaro del Rosal como director, Esteban Martínez Hervás como vicedirector, y Eduardo Ruiz Gajá como secretario general.
El 30 de noviembre, tuvieron su primera reunión. Acordaron que el sueldo de sus tres miembros sería de 18.000 pesetas al año, más 6.000 pesetas para el director y 5.000 para los otros dos por gastos de representación.
¿Cómo actuó la Caja?
Aunque la Caja fue creada para reparar daños, sus funciones se limitaron a reunir los bienes y valores de las personas acusadas. Cuando el ministro de Hacienda se trasladó a Valencia, la Junta de la Caja lo siguió. Aunque se llevaron cosas de las cajas fuertes privadas del Banco de España, dejaron muchas riquezas. Esto es lo que más tarde se llamó el "tesoro del Vita". El entonces presidente de la República, Manuel Azaña, contó en sus memorias:
"...El abandono de Madrid fue tan rápido que, al tomar posesión de cierto Ministerio, un miembro de la Junta encontró una caja llena de brillantes, producto de registros y tomas de bienes. Nadie la custodiaba. No había inventario ni cuenta alguna. Hubieran podido cogerse los brillantes a puñados, dice Miaja. En otra habitación, un gran número de objetos de oro y plata, en igual situación. Todo lo entregaron a la Dirección General de Seguridad..."
Archivo de la Caja
Entre los años 1960 y 1962, el Ministerio de Hacienda envió al Archivo Histórico Nacional más de 24.000 paquetes de documentos y más de 15.000 libros. Dentro de este gran volumen, hay dos colecciones importantes de la época de la Guerra Civil. Una de ellas, sin inventariar, contiene documentos de comisiones que se encargaron de liquidar empresas. La otra, que sí tiene un inventario para que los investigadores puedan consultarla, corresponde a los documentos de la Caja General de Reparaciones.