Bartolomé Fernández para niños
Bartolomé Fernández fue un artista muy hábil que se dedicaba a tallar madera, especialmente para crear esculturas. Trabajó en la región de Segovia durante el Renacimiento, un periodo de la historia donde el arte y la cultura florecieron en Europa.
Aunque no se sabe exactamente de dónde venía, sí sabemos que vivió en Segovia entre los años 1524 y 1562. Incluso se menciona a un "maestro Bartolomé" en 1511, que podría ser él, trabajando para otro artista importante, Francisco de Salamanca. A partir de 1524, su nombre ya aparece como Bartolomé Fernández en varios proyectos para la Catedral de Segovia.
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Las obras de Bartolomé Fernández
Bartolomé Fernández es conocido por su talento en la creación de sillerías de coro, que son conjuntos de asientos de madera tallada que se usan en las iglesias y monasterios.
La sillería del Monasterio de El Paular
En el año 1526, Bartolomé Fernández trabajó en la sillería del coro del Monasterio de Santa María de El Paular. Este monasterio se encuentra en el Valle del Lozoya, cerca de Madrid. Para esta sillería, Bartolomé talló en los respaldos de los asientos relieves de diferentes santos. Sus trabajos mostraban un gran dominio del dibujo y una excelente representación del cuerpo humano.
Esta sillería tuvo un viaje interesante: en 1883, fue trasladada a la Real Basílica de San Francisco el Grande en Madrid. Pero en el año 2003, regresó a su lugar original en el Monasterio de El Paular.
La sillería del Monasterio de El Parral
Pero la obra más famosa de Bartolomé Fernández es la sillería que hizo para el coro del Monasterio de Santa María del Parral en Segovia. El contrato para esta obra se firmó el 16 de marzo de 1526, y el precio acordado fue de trescientos mil maravedíes, una cantidad muy grande para la época.
Esta sillería era muy grande y estaba compuesta por 34 sillas bajas y 47 sillas altas. En la parte alta, los tallados representaban a santos muy conocidos, incluyendo a San Frutos, un santo de Segovia. Estas figuras estaban separadas por pilares decorados. En la parte baja de la sillería, el tema era el Apocalipsis, con un estilo que recordaba el trabajo del famoso artista alemán Alberto Durero. La parte superior de la sillería, llamada crestería, estaba decorada con figuras de hojas de parra, que eran un símbolo del monasterio.
Hoy en día, partes de esta impresionante sillería se pueden ver en el Museo Arqueológico Nacional y en la Real Basílica de San Francisco el Grande, ambos en Madrid.